En más de 15.000 hogares de Pontevedra el perro es uno más de la familia. Los canes son los grandes favoritos como mascotas, seguidos de los gatos (que año a año ganan terreno en las prefencias de las familias) y los pájaros, pero también peces, tortugas, roedores o reptiles, algunos de los simpáticos vecinos que en los últimos años han sido protagonistas de las bendiciones en el día de San Antón.
Los soportales de la iglesia de San José volvieron a ser escenario de esta cita a la que suelen concurrir los pontevedreses que pasean habitualmente sus perros en Campolongo, pero también otros que, como Ramón, opinan que “es un buen día para acordarse de ellos, y de paso que la sacaba (señala a su chiguagua) no costaba nada traerla hasta aquí”.
Como él, propietarios de galgos, schnauzer, caniches y numerosos mestizos se acercaron hasta la celebración religiosa. Año a año ganan terreno los animales recogidos de las protectoras, como señalaba una de las participantes que ha acogido perros en los últimos años.
Coincidiendo con el día del patrono, algunos estrenaban abrigo, como Tekila, que no perdió oportunidad de morder la nueva prenda, los cachorros ensayaban sus primeras lecciones y una de las vecinas expresaba su queja porque a su gato “no hubo manera de meterlo en el trasportín para venir a la bendición”.
Se celebraron dos bendiciones, tras las misas de las 12.30 y las 19 horas, en una jornada en la que el párroco de San José, Casimiro Fernández, incidió en el “gran valor de los animales” y la obligación de cuidarlos como un signo más “de respeto a la creación”. Ellos, recordó en su alución, “también son un don de Dios” y, como tal, “nos ayudan en nuestra vida”.
Especialmente, el sacerdote recordó en esta jornada dedicada a los animales “la compañía y apoyo” que brindan las mascotas a muchas personas mayores, paliando su soledad, yla importancia de corresponerles con trato y cuidados adecuados.
