La tercera ola de contagios por el COVID-19 sigue avanzando con fuerza en el área sanitaria. Uno de los concellos más afectados, que ya está en el nivel máximo de restricciones desde el viernes, es Poio. Los datos de ayer fueron especialmente malos, cuando Sanidade informó al Concello de que el número de casos activos por la enfermedad son ya 141, lo que suponía un salto de 27 pacientes más en tan solo 24 horas.

Antes esta situación desde el gobierno local poiense se reiteró en la mañana de ayer la petición al Sergas para que realice cribados másivos en distintos sectores del muncipio para detectar a personas asintomáticas que puedan estar expandiendo la enfermedad sin darse cuenta. Una medida que, recuerdan, ya se están adoptando en otros municipios del área sanitaria como Bueu o A Illa que tienen también el nivel de riesgo más elevado. El alcalde, Luciano Sobral, insistía este fin de semana que estos cribados deberían realizarse lo “antes posible”.

El Concello, a través de su concejala de Seguridade Cidadá, Marga Caldas, también anunciaba ayer nuevas medidas restrictivas debido a esta situación, como el cierre de todas las instalaciones deportivas municipales por espacio de diez días lo que obligará a suspender las competiciones, también las federadas.

Las cifras también eran desanletadoras en Pontevedra ciudad, con un ascenso de 18 casos activos ayer domingo. Esto supone un total de 222 pacientes contagiados detectados en el municipio capitalino. Desde la consellería de Sanidade ya se viene advirtiendo en los últimos días de las “preocupación” por la evolución de la ciudad de Pontevedra, de tal forma que no descartaban que se elevase el nivel de riesgo de medio-alto al máximo, endureciendo también las restricciones en vigor. Los datos parecen encaminar a la ciudad del Lérez hacia ese nivel máximo de restricciones esta semana.

En lo que respecta al conjunto del área sanitaria, el número de casos activos siguió ayer al alza y se acerca de nuevo a la barrera del millar, que se rebasó únicamente en el pico de la segunda ola en noviembre. Ayer había un total de 983 personas diagnosticadas con la enfermedad, 29 más que el sábado. El número de nuevos contagios fue de 91, 9 menos que ayer cuando se alcanzó el centenar, una barrera que tampoco se rompía desde el pico de la segunda ola. La presión hospitalaria se mantiene aunque ligeramente al alza. Actualmente hay 56 personas ingresadas en planta, dos más que ayer. La UCI continúa con el mismo número de pacientes, un total de 12 en estado crítico. El número de fallecidos ascendió ayer hasta los 91 con la muerte de una mujer de 78 años de edad en el CHOP que tenía patologías previas.

“En Campelo hay familias enteras confinadas”

Una de las zonas en las que el COVID-19 está teniendo más incidencia en Poio es en la zona de Campelo. Uno de los afectados es el patrón mayor de la Cofradía de Raxó, Iago Tomé, que está confinado con toda su familia. Asegura que la situación es similar en varias casas en las que “todos os membros,dende os máis pequenos aos maiores están confinados”. Aunque en casos como el suyo hay miembros de la familia que están pendientes todavía de la PCR, tras dos pruebas positivas entre convivientes están convencidos de que el virus probablemente haya contagiado a todos. Por este motivo, augura que el número de casos activos en Poio todavía crecerá más en los próximos días y considera necesario la realización de cribados masivos para detectar a los asintomáticos.

Subidas también en Sanxenxo y, más contenida, en Marín

Según los datos que facilitan los propios concellos, la subida de casos no fue tan pronunciada ayer en Sanxenxo como en el municipio vecino de Poio, pero aún así este ayuntamiento registró siete nuevos casos activos para situarse en un total de 47. En Marín, la subida era más moderada de solo dos casos para situarse en 58. Son menos que los 61 de Caldas, uno de los concellos con las restricciones más elevadas y que ayer sumó dos nuevos casos. La incidencia en este concello es superior a los 600 casos por cada 100.000 habitantes.