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DESDE MI ATALAYA

Patrimonio histórico marinense (2)

Continuando por la calzada romana y al remontar la altura del llamado “Cruceiro do vento”, nos encontramos a la izquierda el camino al monte de la Porteliña o de las “Siete Espadas”, en cuya cima se conservan los vestigios de un “castro celta”, que todavía puede identificarse a pesar de las destrucciones operadas en el recinto, a través de los siglos.

Los naturales del lugar le llaman “Monte da Cividade”, recordando que, sobre la vertiente suroccidental del mismo, existían en tiempos antiguos, numerosas cabañas o chozas, construidas a base de pequeñas piedras, que tenían una planta circular de un diámetro aproximado a unos cuatro metros y situadas muy próximas entre sí.

Por las observaciones realizadas hace tiempo, podemos decir que se trata de un castro de dimensiones medias, de forma oval y cuyos ejes miden aproximadamente 70x150.

El castro pudiera haber sido utilizado como “Praesidia” por las legiones romanas acampadas en la comarca durante la ocupación de Hispania. Pues el hecho de haber recogido en su recinto, variados fragmentos de cerámica de ornamentación incisa, que fueron depositados primeramente en la “ACA Santa Cecilia”, y pasados después a la Biblioteca Municipal, hoy en el museo “M. Torres”, así como también alguna ánfora, molinos de mano y otros hallados por los vecinos de este lugar, confirman esta hipótesis, expuesta por el historiador José Torres Martínez, que junto a sus alumnos realizó estos trabajos de recogida hace más de sesenta años.

Hay que lamentar que la extracción de piedra que fue realizada por los canteros, durante años, haya alterado sustancialmente el lugar, debido al movimiento de tierras realizado. No obstante, es posible todavía reconstruir el triple recinto amurallado, así como el asentamiento de la acrópolis o el torreón de defensa y el camino de acceso al mismo.

Excavaciones recientes realizadas al borde del recinto amurallado, dejaron al descubierto varias “chozas”, pero en cualquier caso eran construcciones para guardar los animales y las gentes que los cuidaba, el verdadero poblado, está en el interior de este recinto, y entendemos que es necesario realizar una profunda excavación, para poner al descubierto toda la extensión del recinto, y así poder valorar su magnitud y su utilización.

Y como estamos en tiempo de navidad, a todos Felices Navidades, y aunque este año sean atípicas socialmente, lo importante es que un año más, hoy celebramos el nacimiento del Salvador, para consuelo de la humanidad y eso sigue inalterable. Pues Paz para todos.

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