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La venta de vivienda cae un 16% entre enero y septiembre y el piso usado se impone al nuevo

La ciudad cerró 384 transacciones inmobiliarias en los primeros nueve meses de 2020 frente a los 459 del año anterior | Se vendieron 309 pisos de segunda mano y 75 nuevos | Solo 4 viviendas en régimen de protección

Una compradora visita un piso en venta en Valdecorvos. | // GUSTAVO SANTOS

Con un plan de ordenación municipal que ha cumplido treinta años y con el sector inmobiliario golpeado por dos grandes crisis desde el año 2008, Pontevedra es uno de los municipios gallegos que dispone de menos viviendas vacías. El bum del ladrillo ha quedado muy atrás y en la última década las promociones inmobiliarias han sido escasas.

Pese a tener una tasa de desuso de apenas un 16 por ciento, la oferta de pisos y casas tanto nuevos como usados en Pontevedra sigue siendo excedente. Si antes fue el estallido de la burbuja inmobiliaria, la actual crisis del COVID ha vuelto a frenar las ventas, tanto en la ciudad como en los municipios de su área de influencia.

En los tres primeros trimestres de 2020, las transacciones inmobiliarias de vivienda han caído un 16,3 por ciento en la ciudad del Lérez respecto al mismo período de 2019. Si entre enero y septiembre del pasado año se contabilizaron un total de 459 operaciones mercantiles en el sector de la vivienda –según los datos del ministerio–, en este 2020 se realizaron en el mismo período 384 transacciones.

De ellas, solo 75 se corresponden con vivienda nueva y 309 de segunda mano, lo que refleja que dentro de las compras de vivienda la usada está muy por encima de la opción de la nueva.

Sanxenxo y Marín

La situación es similar en los otros grandes municipios del área de influencia de la capital. En Sanxenxo las operaciones totales de compra de casa, nueva y usada, cayeron en este 2020 un 19,6 por ciento hasta el pasado septiembre. En Marín el descenso es de solo el 6,3%. Así, el mercado inmobiliario del municipio más turístico de la provincia pasó de mover un total de 204 viviendas en los tres primeros trimestres de 2019 a 164 en el año en curso. Marín pasó de 95 a 89 operaciones de este tipo en el mercado inmobiliario entre los meses de enero y septiembre de ambos años.

Pese a todo, Pontevedra sigue siendo en números globales el segundo municipio de la provincia con más viviendas vendidas de enero a septiembre, solo por detrás de Vigo. El último informe ministerial sobre compraventa de viviendas, tras el tercer trimestre del año, indica que entre enero y septiembre de este 2020 en Vigo se firmaron operaciones en 1.371 viviendas, 384 en Pontevedra, les siguen Vilagarcía de Arousa (195), Sanxenxo (164) y Lalín, 151.

En el área de influencia de Pontevedra, entre enero y septiembre de este año, en Poio se firmaron contratos de compraventa en 85 viviendas, cuando en el mismo período del año anterior fueron 93, en Caldas de Reis fueron 33 en estos nueve primeros meses del año, y en Ponte Caldelas 28.

Otra las circunstancias que más definen a la ciudad de Pontevedra en cuanto al mercado inmobiliario es la escasez de oferta de vivienda protegida. Han sido solo 4 entre enero y septiembre de este año. Pero este mercado de protección oficial tampoco fue más generoso en los nueve primeros meses de 2019. En aquella ocasión se cerró contrato en el mismo número de viviendas protegidas: 4.

Segunda mano

La incertidumbre generada por la última crisis del COVID ha propiciado que el mercado de segunda mano se sitúe muy por encima del de vivienda nueva a la hora de cerrar un contrato de compraventa.

En la capital se realizaron un total de 309 transacciones en viviendas usadas, un 27,8 por ciento menos que en el mismo período de 2019, mientras que en Sanxenxo las operaciones pasaron de 184 el pasado año a 152 en el actual, según las tablas ofrecidas por el Ministerio de Transporte, Movilidad y Agenda Urbana.

En Marín el mercado de segunda mano pasó de 91 casas entre enero y septiembre de 2019 a 85 en el actual año.

Nuevos

En el mercado de la vivienda nueva, Pontevedra solo cerró contratos en estos nueve primeros meses del año en 75 operaciones, si bien en este caso supone una amplia subida sobre el mismo período de 2019, con 31 casas y pisos. En Marín, en el mercado de vivienda nueva solo se cerraron 4 contratos tanto en el primer trimestre de 2019, al igual que en el año actual, mientras que Sanxenxo pasó de 20 viviendas nuevas el año pasado a 12 en este 2020.

Los números en los restantes municipios del área de influencia de Pontevedra son exiguos. En Poio en este período del actual año se cerraron solo 2 transacciones, mientras que el caso de la vivienda usada se llegó a acuerdo en un total de 83 viviendas, frente a las 86 de segunda mano de los tres primeros trimestres de 2019.

Más alquiler que compra y más casa rural que céntrica

En Pontevedra la oferta de viviendas con algún tipo de protección es muy escasa, la construcción se ha visto ralentizada y, al igual que ocurre en el resto de las ciudades, la crisis del COVID ha frenado las ventas de viviendas y ha provocado un nuevo repunte del alquiler. Otro dato que define a la etapa actual es que quienes se plantean comprar un inmueble ya no ponen sus ojos en pisos en el centro de la ciudad, como hasta ahora, sino que buscan en las afueras viviendas unifamiliares, más amplias, y, con preferencia, por las que tienen terraza o finca. La pandemia, con las restricciones impuestas por el estado de alarma y la implantación del teletrabajo, ha trasladado este modelo en el mercado de compraventas al de arrendamiento. Desde el arranque de este año se ha triplicado la demanda de casas para alquiler en el perímetro de la ciudad y en los concellos limítrofes. Antes del estallido del coronavirus, la búsqueda en las agencias inmobiliarias de este tipo de inmuebles se situaba entre un 5-8%, según la zona, pero en la actualidad ya alcanza entre un 15-20%. Es decir, uno de cada cinco clientes que quieren arrendar una vivienda busca una casa unifamiliar en las afueras, una oferta que, según advierten desde la patronal inmobiliaria, es muy reducida. Y la actual coyuntura económica, con una crisis que ha golpeado todos los sectores económicos y ha dejado tocados los ingresos de las familias, ha provocado un nuevo repunte de la demanda de vivienda en régimen de arrendamiento.

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