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El Supremo ratifica la pena al cabo de la Brilat que rompió una costilla a una soldado en un “bautismo”

Le imponen un año de cárcel por abuso de superioridad y lesiones

Entrada a la base de Figueirido de la Brilat. | // RAFA VÁZQUEZ

La Sala de lo Militar del Tribunal Supremo, en una sentencia de finales del pasado mes de noviembre, acaba de confirmar la pena impuesta en su día por el Tribunal Militar Territorial Cuarto, con sede en A Coruña, a un cabo de la Brilat que fracturó la costilla de una soldado de esta misma Brigada en lo que se denomina como “bautismo” o ceremonia de bienvenida a los nuevos miembros de la unidad.

Aquel fallo, que ahora ratifica el Alto Tribunal, condenaba a este cabo a una pena de nueve meses de prisión como autor de un delito de abuso de superioridad y tres meses de prisión por otro de lesiones, así como a indemnizar a la víctima con 6.000 euros.

Los hechos se produjeron durante las fiestas del aniversario de la Brigada en la Base de Figueirido entre el 18 y el 22 de junio de 2018. Esos días, el personal de nueva incorporación de la unidad recibió lo que se conoce como “bautismo”, en concreto fue el 19 de junio en unas carpas colocadas por las diferentes compañías en las que se realizó, en algunas de ellas, este referido “bautismo”. El acto consiste en que los recién llegados beben, utilizando la “galleta” o distintivo de empleo a modo de embudo, algo de cerveza. Realizada la ingesta, el compañero de su mismo empleo más antiguo les coloca la galleta sobre el velcro del uniforme y les da un golpe lateral. Ese día cumplió con dicho “bautismo” la víctima.

No obstante, el cabo condenado, sin contar con autorización de ningún mando, un día después hizo llamar a todos los soldados de último ciclo incorporados a la unidad y les explicó que no le había gustado el “bautismo” que se había realizado el día anterior en presencia de los mandos. La razón, indicó, es que consideraba que se había hecho distinción entre hombres y mujeres en cuanto a la intensidad del puñetazo. Así, procedieron de nuevo al “bautismo” pero impactando el puño con un golpe fuerte, de tal forma que a esta soldado le fracturó la costilla.

Aunque inicialmente intentó ocultar la lesión, la víctima acabó derrumbándose y explicó como se había producido. Esto, a mayores, provocó que la soldado sintiese “el rechazo de sus compañeros y el malestar por todo lo que había ocurrido, sintiéndose intranquilidad, incomodada y preocupada por la situación en la que se encontraba y decepcionada con el funcionamiento de su destino”.

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