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Sanxenxo, casi vacío en este puente atípico

Los hosteleros de las pocas terrazas abiertas insistían en el cumplimiento de las normas

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Sanxenxo vive otro puente atípico por la pandemia Gustavo Santos

El puente de la Constitución pasa de puntillas por la turística villa de Sanxenxo. El paseo marítimo de Silgar lucía casi vacío mientras los centenares de segundas residencias permanecían con la persiana cerrada ya que los visitantes no pudieron acceder a la localidad, que está cerrada perimetralmente junto con O Grove.

Algún despistado confesaba venir desde Pontevedra para visitar a sus familiares, pero por lo general solo los sanxenxinos se dejaban ver por el municipio y otros residentes, en su mayoría de Madrid, que han decidido quedarse a vivir en su segunda casa para pasar estos meses extraños.

Algunos aprovechaban la tregua de la lluvia para dar un paseo o tomar un café y otros volvían a casa después de intentar encontrar alguna terraza abierta para comer. Y es que la climatología no ha sido justa con los hosteleros y la mayoría de las terrazas han permanecido cerradas durante el festivo.

“Ahora que nos dejan abrir las terrazas el tiempo nos ha matado y no va a ir a mejor”

Eneko Abad - La Pepita

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Es cierto que las pocas que se atrevieron a abrir intentando cobijarse de la lluvia con toldos estaban llenas y los hosteleros tenían que recordar constantemente que se mantuviera la distancia de seguridad separando por mesas a grupos de personas.

Algunos incrédulos llamaban a los locales preguntando si se podía reservar mesa para comer dentro por el temporal, como cuenta Eneko Abad, de La Pepita. Este es uno de los pocos locales que ha ofrecido servicio a domicilio durante el tiempo que han estado cerrados, sin que esto llegue a cubrir los gastos. “Ahora que nos dejan abrir las terrazas el tiempo nos ha matado y no va a ir a mejor”, comenta recordando el buen tiempo que lucía cuando no podían recibir comensales.

Así la villa vive un puente insólito y una de las fechas claves para el motor económico de Sanxenxo fuera de la época estival pasa desapercibida como otro día cualquiera de diciembre.

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