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Desde mi atalaya

El Museo do Mar

Marín como villa marinera, dispone de un “Museo do Mar”, que, a decir verdad, no tiene nada que envidiar a los que disponen otras villas como la nuestra, que da fe de nuestra historia pesquera. Porque Marín, desde 1112 y, desde luego, aun antes, desde la prehistoria, se dedicó a las faenas de la mar. Existen vestigios que así lo atestiguan, y a lo largo de los siglos, se dedicó a la noble tarea de la pesca.

Por esta marítima circunstancia de su incomparable ría, hizo de Marín la cuna de curtidos pescadores, de intrépidos navegantes, de corsarios y de aventureros, por eso el factor geográfico es determinante en su vocación marinera.

Y esto nos permite definir al marinense como un hombre de mar y la pesca en la tradición laboral modesta y familiar, ejercida con las típicas artes del “xeito” y la “traíña”, que representaban, entonces, la explotación comercial de su predio marítimo, y constituyó la esencia de su ser y la razón de su destino y como consecuencia de esta permanente relación con la mar, nace la necesidad de que Marín disponga de un “Museo del Mar”, como exponente de su secular tradición pescadora.

Y ante la falta de este museo, un grupo de entusiastas hombres de mar, se pusieron manos a la obra, y con su trabajo y esfuerzo consiguieron finalmente, salvando multitud de escollos, ver consumado su deseo, y en julio de 2018, inauguran el actual “Museo do Mar”, que hoy disfrutamos todos los marinenses para goce y disfrute, ¿y como no? también con mucha nostalgia de otros tiempos, para la admiración de muchos visitantes de todas las villas y pueblos de Galicia. Si bien es cierto que, de una manera provisional, en un local céntrico y adecuado, por la generosidad de Abanca, pero con una permanencia incierta.

Por ello es necesario buscarle un asentamiento definitivo, para que todo este trabajo de unos pocos, no se vea al final fracasado. Asentamiento que podría encontrarse bien en el almacén del muelle, junto al Paseo Marítimo Alcalde Blanco, en el bajo de antiguo edificio de la Casa del Mar, o incluso, en el antiguo Liceo Casino. Aunque bien podría perpetuarse en donde está, haciendo una gestión con su propietario para llegar a un acuerdo para su compra.

El museo vive de los socios y de los donativos de las personas que lo visitan, para poder hacer frente a sus gastos de mantenimiento, que anda alrededor de los cuatro mil euros, pero en estos momentos de la pandemia, no hay visitantes, y su situación es delicada por lo que hacemos un llamamiento para que se cree un Patronato, con el ayuntamiento, el puerto, la asociación de Armadores, y aquellas empresas ligadas con la mar, para garantizar su permanencia.

Esta sería la mejor solución, mientras tanto: apoyar y ayudar económicamente a mantener sus gastos, porque no debemos, ni podemos, dejar morir este noble esfuerzo de unos pocos marinenses, y tal como se manifestó públicamente la corporación municipal, debemos mantener y potenciar este museo, buscando las soluciones más apropiadas para su permanencia. Que así sea.

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