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El mercado de abastos sufre un “efecto dominó” en sus ventas

Los puestos recogen hasta un 60% menos de compras desde que el cierre perimetral y ya notan el cierre de la hostelería

Puesto de verduras y hortalizas en la plaza.

El cierre de la hostelería afecta gravemente al mercado, que abastece a los bares de Sanxenxo y otros municipios. Así, el mercado de abastos sanxenxino se mostraba ayer bastante vacío y en los puestos se esperan lo peor. “Esto funciona como una cadena y todo nos afecta”, es el mantra que todos las vendedoras repiten.

“El cierre del Grove y Poio nos ha afectado mucho, es como si nosotros también estuviésemos cerrados y se ha notado en las ventas, que han bajado hasta un 60%”, estima Fátima Pereira de Pescados Juanes.

“Ahora con el cierre de la hostelería esto va a ser una pena. En nuestro caso más de un 50% de las ventas vienen de la hostelería, es un cliente fiel y se hace notar. Compra mariscos y pescados algo más caros que no se consumen tanto en casa como lubinas, rape, lenguado o merluzas. Un tipo de pescado que no suele buscar el cliente común”, apunta la pescadera. “Tenemos que seguir abiertos, perdiendo clientes y sin ayuda”, explica Pereira que comenta cómo ve cada día que con lo que se vende la empresa no gana para su sueldo.

Cerca de este puesto Elena Otero lamenta igualmente haber perdido clientes. “Llevamos semanas notando los efectos. Tenemos muchos clientes de Samieira y Raxó, que se sirven más de aquí, por la cercanía, que de Pontevedra. Un 30% de nuestras ventas van a la hostelería, y a eso hay que sumarle los clientes que no pueden venir a comprar. Además se venden otro tipo de piezas para la hostelería, ahora casi no sé qué traer porque no es igual, la gente de a pie busca otros productos. Hoy - por ayer- ya se está notando y mañana no sé cómo va a ser.”, se lamenta la dueña de Carnicería Otero.

Pese a todo cree que Sanxenxo se debería haber cerrado antes, “porque a efectos prácticos nos afectó igual”.

La preocupación máxima de estas vendedoras es la campaña de Navidad. “Esas ventas las damos casi por perdidas, ya no contábamos mucho con todo lo que vendemos para restaurantes para comidas de empresa y similares. Teníamos la esperanza de vender al menos para hacer esas mismas cenas en casa, pero se ve que tampoco va a ser”. Por ello la tónica es pensar “día a día,”. “Este es un año perdido, esperemos que el siguiente sea mejor. Yo estoy cerca de jubilarme y trataré de aguantar”, sentencia esta carnicera.

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