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La fiebre por opositar llega a Pontevedra

El efecto de la pandemia en el mercado laboral recupera el perfil del opositor de la anterior crisis económica

Una clase de opositoras en la academia Premir al completo, con la mitad de los alumnos siguiendo la clase online. | // RAFA VÁZQUEZ

Un encierro diferente al de los confinamientos empieza a seducir a los pontevedreses: el de quedarse en casa a estudiar para tratar de conseguir un puesto fijo en la Administración pública. Mientras cierran ciudades, sectores y empresas, cada vez son más los que ven en opositar una alternativa segura a la incertidumbre económica que trajo consigo la pandemia del coronavirus. Así lo confirman preparadores y academias de la ciudad que estos días ven llegar a sus centros personas de cierta edad con un pie en el desempleo; un perfil de opositor que no se veía desde la anterior crisis económica.

“Es cierto que ha crecido el interés debido a la inseguridad laboral que hay desde la pandemia”, señala Conchi García desde la academia Formación Alfer. En su centro de Pontevedra los matriculados rondan el centenar de alumnos, una cifra que espera que aumente en cuanto se concreten las ofertas públicas de empleo (OPE) que las administraciones mantienen en el aire. “Hay incertidumbre, la gente quiere preparar las oposiciones pero se encuentran a la espera de que arranquen las convocatorias. Cuando salgan, se espera un gran aumento porque está viniendo mucha gente a interesarse. Personas que ya tienen trabajo pero que ante la inseguridad vienen a plantearse opositar”, señala sobre los opositores “pandémicos”.

"La gente quiere preparar las oposiciones pero se encuentran a la espera de que arranquen las convocatorias. Cuando salgan, se espera un gran aumento de matriculaciones"

Conchi García - Academia Formación Alfer

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Laura Pérez en el turno presencial de su academia. Rafa Vázquez

La incertidumbre en torno a las OPE es en, todo caso, un mal menor en comparación a las expectativas laborales, mermadas por la delicada situación económica que viven muchos sectores. Así, el efecto de la crisis se deja ver en el perfil del opositor, que envejece con respecto a la edad media habitual de los matriculados. “Hay nuevos perfiles o que antes del Covid-19 se veían menos, esos que eran habituales en la época de crisis. Hablamos de gente de cierta edad, de 45 o 50 años, que habitualmente no prepara una oposición pero que ven que su situación laboral empieza a complicarse y acuden a buscar alternativas”, explica Antonio Reyes, de la academia Premir.

“Hay nuevos perfiles o que antes del Covid-19 se veían menos, esos que eran habituales en la época de crisis. Hablamos de gente de cierta edad, de 45 o 50 años"

Antonio Reyes - Academia Premir

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“Hay sectores a los que la pandemia les afecta mucho y se quedan sin trabajo: hostelería, gimnasios... gente que no ve expectativas”, completa desde Academia Postal 3 Luis Muíños, subdirector del centro, sobre la oleada de opositores que sigue a los 93.991 expedientes de regulación temporal de empleo (ERTE) tramitados entre abril y septiembre en la provincia. En estos casos, explican en Premir, optan por preparar aquellas plazas públicas que no requieren una titulación específica, como las de auxiliar administrativo.

Vega Sánchez atiende a su profesor desde casa. FDV

Expectativas

Aunque todas las academias coinciden en el notable aumento del interés por opositar, reconocen que el efecto de la pandemia en las matriculaciones es algo difícil de medir, ya que las convocatorias se han ido posponiendo en función de la evolución de la epidemia. “Altas está habiendo pese a que esta no es la mejor época, con las navidades a la vuelta de la esquina. Creemos que las expectativas van a ser muy buenas en el 2021 cuando se vayan concretando las convocatorias”, asegura Muíños en una academia que ya ronda los 400 alumnos.

En Premir Pontevedra los matriculados son casi el doble y en la academia aseguran que “el volumen de trabajo es superior a hace dos o tres años”, entre un 20 y un 30% más elevado. Una explicación ante al auge por opositar ya antes de la pandemia puede encontrarse detrás de las altas cifras de desempleo que encadena desde hace tiempo el sector más joven de la población. A un perfil de opositor más maduro, con pocas expectativas laborales a raíz del Covid-19, se le suma uno más inexperto que se plantea opositar al poco de salir de la facultad y que suponen el grueso de los matriculados en las academias.

Creemos que las expectativas van a ser muy buenas en el 2021 cuando se vayan concretando las convocatorias”

Luis Muíños - Academia Postal 3

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Vega Sánchez, una historiadora del arte de 24 años que se prepara para ser profesora, no tiene dudas de que la precariedad y el paro juvenil jugaron un papel clave a la hora de decidirse a opositar. “Aunque tengo la suerte de que me gusta este camino, reconozco que en contraposición, la posibilidad de trabajar en un museo o una galería es mínima en comparación con un instituto”, apunta. Ella tiene su centro de preparación en Santiago y debido a las restricciones de movilidad las sigue desde su casa en Pontevedra. “Se lleva un poco mal porque debido a las limitaciones paso mucho tiempo en el lugar en el que estudio”, lamenta. Mientras, en la clase presencial de Premir, Laura Pérez, también de 24 años, cree que precisamente “con las limitaciones hay más tiempo para estudiar”. Ella es una de las opositoras que cuando terminaron la carrera se puso a opositar, aunque reconoce que viendo la situación actual “el objetivo de sacar plaza es mucho más fuerte” ya que “hay más gente que se vuelca” debido a la pandemia.

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