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El “coworking” sortea la segunda ola

Pontevedreses emigrados y sin espacio en casa para trabajar, sus nuevos inquilinos

Dos ‘coworkers’ con mascarillas y separados por una mampara en el espacio Planeta 29 . | // FDV

Los espacios de coworking llegaron a Pontevedra para quedarse. Pese a que la pandemia del coronavirus no ha dejado un solo sector sin tocar no todos sufren igual sus consecuencias económicas y estos espacios, destinados a que trabajadores y emprendedores de diferentes sectores compartan oficina para abaratar gastos, han encontrado una salida en el tele trabajo. Así lo confirman los propulsores de algunos de los centros más demandados de la ciudad a los que tras la desescalada llegaron nuevos perfiles de clientes que les permiten ir remontando el parón que sufrieron en el anterior estado de alarma.

“En marzo llevábamos una proyección tremenda y el confinamiento fue un golpazo tremendo”, cuenta Alberto Jiménez, uno de los propietarios de Peregrina 25, sobre el parón que supuso el anterior estado de alarma en el auge de este tipo de iniciativas. Aunque reconoce que perfiles como el de los autónomos acuden en menor medida a espacios como el suyo, señala que tras la desescalada se han potenciado otro tipo de clientes.

Desde Planeta 29, Carlos Gallardón los enumera: personas que necesitan un coworking para tele trabajar porque no está cómoda en su casa y aquellos pontevedreses emigrados a ciudades como Madrid, en donde trabajan, pero que gracias al tele trabajo pueden hacerlo en su ciudad natal. “Empezaron a venir a cuenta gotas, pero desde septiembre tenemos una demanda importante. El espacio casi lleno, no es la época que más hemos tenido pero estamos volviendo al nivel anterior a la pandemia”, apunta. Misma visión comparte África Rodríguez, de Espacio Arroelo. “Empezamos a tener usuarios que quieren salir de casa, que lo necesitan por conciliación familiar para organizarse mejor y también personas que quieren salir de casa y que por su forma de trabajar prefieren estar con gente”.

A estos se le suman aquellos trabajadores que necesitan un espacio físico en el que reunirse con sus clientes. En el caso de Peregrina 25, Jiménez apunta a empresas que antes del cierre a la hostelería hacían reuniones en cafeterías. En Arroelo, Rodríguez completa la lista con masajistas, nutricionistas o psicólogas que necesitan verse con sus pacientes. “La gente se quita las castañas del fuego como puede”, concluyen en Peregrina 25.

El alquiler de oficinas se estanca

Frente al auge de los espacios de coworking para trabajar, mantenidos a flote gracias a los nuevos demandantes del espacio que surgen con el tele trabajo, los bajos comerciales o apartamentos destinados a oficinas se estancan en Pontevedra. En el sector de las inmobiliarias explican que la situación viene de lejos, aunque con el panorama actual ven difícil que mejore. Mientras que aumenta la demanda de pisos con una habitación más para trabajar, en Pontehabitat señalan que cada vez ven más locales destinados a este uso que se quedan vacíos o a propietarios que “se acercan a bajar el precio de la renta, a ver si tiene salida, pero hace más de un año que su mercado de alquiler no se mueve. Ahora creo que es peor, derivado del impulso al tele trabajo y la situación económica”.

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