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La crisis contra el edificio de Soportales

En febrero de 2016 el fuego destruía un histórico inmueble de A Ferrería y tras el anuncio inicial de su rehabilitación el Concello no ha vuelto a tener noticias de los promotores

El edificio incendiado en los Soportales de A Ferrería, en 2016. / G. Santos

La actual crisis ha frenado, o al menos ralentizado, la rehabilitación del edificio que se levantaba sobre la antigua tienda de La Moda Ideal, entre los Soportales de A Ferrería y la calle Michelena. Tras el incendio que devastó el inmueble el 1 de febrero de 2016, se sucedieron en los meses siguientes varias consultas de los propietarios al Concello sobre la rehabilitación del inmueble, la última sobre la posible división horizontal de la propiedad, que se extiende entre dos calles, para iniciar la reforma. Una conocida empresa de construcción llegó a envolver el bajo con una lona de obra que presagiaba su restauración. Pero desde entonces el departamento de Urbanismo no ha vuelto a tener noticias de los promotores de la obra y todo apunta a que la actual crisis ha supuesto un parón para este proyecto, como para muchos otros.

Consultas

A preguntas de los propietarios del inmueble, la Comisión de Urbanismo informó de la posibilidad de separar los dos inmuebles a través de una división horizontal u otra figura urbanística que facilitase la tramitación del expediente de rehabilitación.

La construcción, con fachada a dos calles, se dividía en dos edificios con tres catalogaciones de protección diferentes, lo que también dificultaba la concesión de una licencia de construcción.

Los propietarios preguntaron además por el uso futuro al que podrían destinar el edificio, en el que barajan tres opciones diferentes, pero coincidentes en que el bajo tenga un uso comercial.

Las otras propuestas diferían en que las plantas superiores sean destinadas exclusivamente a oficinas, o que este uso sea mixto, es decir, combinado con el residencial. La Comisión de Urbanismo no apreció impedimento alguno para que cualquier de los tres proyectos fuese el desarrollado por los propietarios.

Sí se pusieron ciertas trabas a la tipología de los materiales que deberían utilizar para llevar a cabo la rehabilitación, limitado por las catalogaciones que afectan al inmueble.

En todo caso la información urbanística requerida en su momento por los propietarios fue interpretada por el Concello como un interés por parte de la propiedad por acometer la rehabilitación de un edificio emblemático en la ciudad y que lleva ya cuatro años en estructura.

El montaje de andamios en el inmueble colindante, para actuar en la medianera entre ambos edificios contiguos, hizo albergar la esperanza de que los trabajos de rehabilitación pudiesen comenzar de forma inminente, una ilusión que el gobierno local conserva pero de la que no tiene novedades desde 2018.

Seguros

A las complicaciones urbanísticas y económicas para poner en marcha la reconstrucción del inmueble se une la “pelea” entre las compañías aseguradoras, cerca de una decena, de los diferentes afectados.

El Concello recuerda que no puede ordenar una reforma sobre una propiedad privada, únicamente si existe algún peligro de desprendimientos hacia la vía pública, como ya en su momento se ordenó el derribo de ciertos elementos del inmueble que representaban un riesgo.

El Concello de Pontevedra declaró de oficio el estado ruinoso del inmueble, un expediente que fuerza a la reconstrucción del edificio, que está pendiente del litigio entre las compañías aseguradoras.

Según el plan de protección especial Peprica, que afecta al casco histórico, este inmueble debe ser recuperado conservándose su fachada, lo único que ha quedado en pie después del incendio.

En cuanto a las causas del fuego, en las primeras sentencias emitidas respecto a las responsabilidades civiles derivadas de aquel siniestro, el juzgado de primera instancia número 2 de Pontevedra situó el origen del fuego “en la parte superior del pasillo de la trastienda de La Moda Ideal, debido a un cortocircuito en alguno de los interruptores de encendido y apagado de los tres puntos de luz de tubos fluorescentes, decantándose así el tribunal por el análisis que realizó previamente la Policía Científica.

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