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La segunda ola golpea la salud mental

La incertidumbre asociada a las nuevas restricciones dispara la demanda de terapia en Pontevedra

La psicóloga Mercedes Reiriz en su consulta del Centro Brétema, en Pontevedra | // RAFA VÁZQUEZ

Galicia se estrenó en la nueva normalidad con el fin de la desescalada allá por el mes de junio, pero no ha sido hasta ahora, con la llegada de la segunda ola del coronavirus, cuando las limitaciones sociales que acarrea empezaron a hacer mella en el estado anímico de la población. Con el empeoramiento de la situación epidemiológica y la dilatación en el tiempo de las restricciones surge un síntoma asociado al virus, se padezca o no: la ansiedad por el futuro y el miedo a la incertidumbre. Así lo explican diferentes profesionales del mundo de la psicología clínica de Pontevedra, que ven incrementada la demanda de sus servicios entre un 15 y un 30 por ciento con respecto a hace un año.

“Al principio de la desescalada veía la situación con optimismo, pero ahora se nota un repunte. Desde septiembre y octubre estamos teniendo una actividad bastante fuerte. Hay más consultas y más asociadas al miedo y a la incertidumbre”, señala Roberto Antón Santiago, que pasa consulta desde el centro Proceso Psicología.

Desde el Centro Brétema, Mercedes Reiriz coincide en que es ahora más que en verano cuando se está notando qué implica la nueva normalidad. Entonces, explica, “hubo gente a la que le costó empezar la desescalada, pero es en la vuelta a los trabajos y a las clases cuando lo estoy notando más”.

“Lo que me estoy encontrando en las últimas semanas es que, debido al empeoramiento de la situación, se tiene más la sensación de que la pandemia nos limita demasiado nuestro día a día. El no poder hacer otras actividades fuera de estar en casa e ir al trabajo, no poder ir al gimnasio, quedar con amigos, conocer gente nueva o ligar... todas esas actividades que hacíamos antes y que ahora no podemos hacer con la misma libertad pesa más”, apunta Reiriz como motivo del aumento de la demanda de atención psicológica en la ciudad.

Cambia el perfil del paciente

Con el coronavirus batiendo cifras récord de contagios y los anuncios de nuevas medidas para tratar de contener el avance, el perfil de la persona que acude a una consulta psicológica ha cambiado. Y lo ha hecho en dos sentidos: el paciente que demanda terapia a raíz de la pandemia pide ayuda por primera vez y sus problemas son diferentes a los que se vieron durante el anterior el estado de alarma.

“La gente que acude ahora a consulta lo hace por primera vez, es habitual encontrar ese perfil primerizo en esta época”, destaca Antón Santiago. Para Reiriz, más que el empeoramiento de la situación epidemiológica, la clave está en el tiempo. “La duración de toda esta situación y de las medidas es más problemático, va a tener más consecuencias que el propio confinamiento. Fueron tres meses de encierro y teníamos la idea de retomar la normalidad, pero ver que se alarga en el tiempo la incertidumbre, sin saber cuándo terminará, tiene más consecuencias”. En sus consultas, estos expertos ya lo empiezan a ver: se acrecienta el miedo a la muerte y a la soledad, un perfil claro que ha traído consigo el virus.

“La pandemia del coronavirus nos está revolucionando por dentro”, sentencia Cristina Angulo. Desde el salón de su casa, confinada tras contagiarse de Covid-19, esta psicóloga pontevedresa define el momento actual como uno de crisis existencial profunda. “Cuando hay una enfermedad cercana es cuando te planteas qué es importante en la vida. Este momento nos lo está activando, hace que valoremos más nuestro tiempo de vida y que veamos que cada día es especial”, reconoce.

Angulo señala que toda esta excepcionalidad hace que uno se plantee, ante decisiones que teníamos para mañana, “¿y si no estoy?”. Por ello cree que es importante “pararse a reflexionar” llevar a cabo “un diálogo interno”. “Cuando eres capaz de tener ese autoconocimiento, llevar la pandemia es mucho más fácil. Si sabes cómo reaccionas a los diferentes estímulos, qué emociones te generan, puedes reconocerlas y darle una vuelta a ese pensamiento negativo”, concluye.

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