Los primeros controles policiales en los accesos y también de establecimientos de hostelería inauguraron ayer el cierre perimetral de Pontevedra, Marín y Poio, los tres concellos del área sanitaria que permanecerán bloqueados al menos hasta el próximo martes, día 3, en un dispositivo sanitario de lucha contra el Covid-19 que incluye la vigilancia de que solo se celebren reuniones entre convivientes.

Las restricciones afectan a 124.430 residentes del entorno de la ciudad del Lérez. Los vecinos de estos municipios podrán desplazarse entre ellos, pero no salir del perímetro: un residente en Pontevedra podrá acudir a Marín o Poio y viceversa, pero no salir del área que abarcan conjuntamente los tres concellos.

La idea es facilitar al máximo el flujo de trabajadores y residentes entre los ayuntamientos limítrofes, y, en paralelo, limitar as visitas a cementerios y a otras zonas en las que se pudiese diseminar el virus.

Todo se decide después de que en solo 48 horas Pontevedra haya alcanzado su techo de casos activos y contagios y de que los cribados comprobasen el alto número de positivos asintomáticos entre las poblaciones de trabajadores. El comité clínico revaluará la situación el próximo martes y decidirá sobre las restricciones a la vista de la evolución durante el fin de semana.

Guardia Civil y Policía Nacional participan en el operativo anunciado por el delegado del Gobierno en Galicia, Javier Losada. Su departamento contempla las horas de entrada y salida del trabajo como los momentos de mayor complejidad, y de nuevo apela a la responsabilidad individual para que los gallegos cumplan con las medidas de distanciamiento y eviten las reuniones con no convivientes.

La imposibilidad de salir del área confinada y las reuniones limitadas a los residentes en el mismo hogar son las dos principales restricciones que anunció el conselleiro de Sanidade, Julio García Comesaña, tras la reunión del comité clínico, en la que se decidió el cierre perimetral.

La inmediatez de las medidas (entraron en vigor apenas 4 horas después) sorprendió a numerosos vecinos a la salida del trabajo, desconcertados ante las peticiones de documentación y con dudas sobre si podrían cambiar de municipio o celebrar las visitas familiares previstas para este fin de semana. Los controles también provocaron retenciones en viales como la PO-308.

Por su parte, los responsables de la Policía Local de Pontevedra, Marín y Poio anunciaron su total colaboración en este plan que se propone, especialmente, frenar la movilidad en el puente de Todos los Santos.

Al igual que en las primeras fases de la pandemia, se tendrán en cuenta eximentes por motivos laborales o legales; cuidado o atención a mayores, menores, dependientes o personas vulnerables; regreso a la residencia habitual o familiar; asistencia a centros educativos o sanitarios; trámites administrativos inaplazables o renovación de documentación; a mayores de causas de fuerza mayor.

María Ramallo: “Tenemos que dar la talla”

“Estamos ante uno de los momentos más sensibles de nuestra historia como sociedad y tenemos que dar la talla”, indica la alcaldesa de Marín, María Ramallo, que recuerda que “la reducción del contacto social es la herramienta más eficaz para la lucha contra el virus y por eso los expertos reducen nuestras posibilidades”. La regidora ha apelado a la “responsabilidad y seriedad para poder pasar un Día de Difuntos adaptado a la situación” , tras recordar que habrá controles en las entradas y salidas a los cementerios y se vigilará que no acudan más de 4 convivientes. Las visitas además no podrán durar más de una hora.

Sobral: “Toca comprender que la situación es grave”

El alcalde de Poio, Luciano Sobral, expresó su apoyo a las medidas de contención del virus y recordó que “es una situación complicada, parece que esto cada vez va a más, por ello asumimos la responsabilidad de hacer cumplir estas normas... Toca tratar de evitar contagios y que el sistema se colapse”. “Lo más importante”, añade, es el sentido común, hacer una vida acorde con lo que nos toca en este momento. Toca hacer comprender que esto es una situación grave. Se pueden hacer controles y pagar sanciones, pero al final eso no soluciona el problema. Es una responsabilidad individual y colectiva de protegerse, respetar las normas y esperar que quienes las hacen acierten”.

Lores duda de que este confinamiento “sirva para algo” cuando los especialistas aconsejan más de 10 días

Tras expresar su respaldo a “todas las medidas que vayan encaminadas a reducir la movilidad y dificultar la transmisión del virus”, el alcalde de Pontevedra, Miguel Fernández Lores, dudaba de que el cierre anunciado inicialmente de unos 4 días sea efectivo para contener la progresión de contagios y positivos. “Tengo dudas”, reconoció momentos después de la comparecencia del conselleiro de Sanidade, de que “sirva de algo” un confinamiento perimetral de unas pocas jornadas cuando los especialistas apuntan a se necesitan “entre 10 y 14 días” para la contención. Recordó el caso de Wuhan “donde se confinó a 4,5 millones de personas por un infectado y hoy su economía está creciendo”. Insistió en que no se trata de un problema gallego, español “de Estados Unidos, o Argentina”, sino un reto mundial frente al que invitó a tomar ejemplo de algunos países de Asia “que están tomando otras decisiones y tienen más experiencia que nosotros con pandemias anteriores”. Su opinión es que muchas medidas “llegan tarde, no se tomaron en su momento, no se confinaron poblaciones que estaban muy afectadas y eso hace que se extienda” la pandemia. “Es duro”, reconoció, “tomar decisiones duras, pero aquí estamos “a ver si”, “a ver si” y y cada vez es peor”.