Las obras de la nueva senda entre Alba y San Caetano han hecho que los residentes y comerciantes se sientan “abandonados” tanto por la Xunta, que promueve el proyecto, como por el Concello, que “nos ha dado totalmente la espalda”, critica Sara Fuentes, una de las afectadas por estos trabajos que suponen cortes de tráfico, paso constante de maquinaria, ruidos... Y muchos menos clientes desde hace semanas.

“Los vecinos no pasan”, lamenta la profesional al frente de una ferretería y un bar, “los clientes unos se echan atrás por los baches y otros porque ven a la Guardia Civil y no saben si pueden pasar o porque sencillamente han tenido que dar una vuelta tan grande que de camino se han encontrado otras ferreterías”.

Como Sara Fuentes, otros vecinos relatan que las lluvias de los últimos días no han hecho sino agravar el problema de baches en la zona. “Los coches se están dañando constantemente, pedimos que le echasen arena como una solución provisional pero la empresa nos ha dicho que hasta que se ponga el hormigón no lo va a hacer”, indican los residentes.

Los trabajos arrancaron el pasado agosto y afectan a una zona con gran intensidad de tráfico pesado, ya que por ese espacio de zanjas acceden transportes de ganado de cara al matadero municipal. Lejos de mejorar, temen que la situación empeore en los próximos días, muy especialmente los comerciantes, que recuerdan que esta merma en sus negocios se suma a la provocada por la crisis sanitaria.

“Hasta dentro de 15 días podría estar esto así y luego una semana mínimo cerrada la senda al cien por cien, estamos abandonados”, critican.

Las obras suponen una inversión que ronda los 640.000 euros. El proyecto incluye la construcción de una senda de unos 600 metros en el tramo que conecta Alba con San Caetano y que coincide con el Camiño Portugués. Se rectificará una de las curvas, se mejorará la seguridad y también está prevista una pasarela de 13,10 metros sobre el río Cortes.