Un rural vivo, la otra lucha de la mujer

Doblemente discriminadas por su género y vivir en la periferia, las mujeres del rural pontevedrés apuestan por asociarse y hacer una labor dinamizadora en sus parroquias

María Carramal en su puesto ecológico de la plaza de abastos de Portonovo.

María Carramal en su puesto ecológico de la plaza de abastos de Portonovo. / // Rafa Vázquez

Pontevedra

Tras toda una vida dedicada al campo, a Manuela Esperón, con 72 años y ya jubilada, la eligieron como presidenta de la Asociación de Mulleres Rurais de Carracedo, una pequeña parroquia de Caldas de Reis. Con cuatro hijos y cuatro nietos, todavía dedica su tiempo a las labores de la casa y al cuidado de su huerta; una tarea que ahora compagina con la de organizar a las mujeres de su entorno en la búsqueda de espacios de entretenimiento, aprendizaje y de la igualdad.

"Para mí, hoy en día, ser mujer y rural ya significa que está todo bien. Vivir en la aldea es lo más guay. De joven pensaba que éramos menos que las del pueblo, pero somos todas iguales", asegura, aunque reconoce discriminaciones por estar en la periferia, como la falta de servicios públicos para la conciliación. "Es más difícil tener hijos y trabajar, porque para ir a una guardería o llevar a los niños a una actividad tienes que irte 3 o 4 km", señala destacando el papel fundamental de las mujeres en su parroquia a la que brindan de oportunidades.

Separada por más de tres décadas de diferencia, María Carramal, una joven emprendedora de Armenteira, coincide en el papel dinamizador de la mujer en el sector rural. A su cargo tiene 7.000 metros cuadrados de cultivo y una huerta ecológica cuyos productos vende en un puesto en la Plaza de Abastos de Portonovo. "Para sobrevivir en el rural tienes que ser ingeniosa. Hacemos la labor de nuestras abuelas, pero para destacar sobre la competencia tienes que apostar por un trabajo novedoso", cuenta sobre su experiencia. Ella apostó por emprender en su parroquia natal, un trabajo posible gracias al trabajo de las mujeres de su entorno por dotar a su zona de servicios que facilitan la conciliación. "El rural está muy desfavorecido, pero apostamos por asociarnos y montar actividades lúdicas para que el rural funcione. Es una lucha continua", destaca.

Cerca, en Dorrón, Celia Barreiro, todavía en ERTE por la pandemia, relata una visión similar de la asociación que preside. "En el pueblo no tenemos farmacia", comenta sobre la labor de Mulleres Rurais de Dorrón.

Pontevedra visibiliza el papel de la mujer rural frente al Covid-19

El Concello de Pontevedra dedica hoy el Día Internacional de las Mujeres Rurales a reconocer la labor que asumieron durante el confinamiento. Bajo el lema "Construir la resiliencia de las mujeres rurales a raíz del Covid-19" distribuirán a través de las redes sociales un manifiesto con el que crear conciencia sobre la lucha del colectivo en un momento en el que "estuvieron a pie de cañón durante la pandemia, incluso con un trabajo de cuidados no remunerado que se vio incrementado", como destacó la concejala socialista, Yoya Blanco.

En la comunicación se hará hincapié en que "ser mujer, gallega y del rural significa enfrentarse cada día a una situación de desigualdad de género, derivada del aislamiento de la población y, muchas veces, del acceso a los recursos". En el manifiesto, según destacan desde Igualdad, se recalcará la importancia de dotar de igualdad de oportunidades a hombres y mujeres del rural en el acceso al mercado laboral, la conciliación y la capacidad de emprendimiento. En el caso de Pontevedra, el 23% de las mujeres del Concello viven en las parroquias, protagonizando "un papel esencial y una lucha silenciosa a favor de la dignidad de todas las mujeres y del desarrollo de nuestra sociedad", apuntó la concejala.

Tanto desde la Concejalía como desde el Centro de Información a la Mujer (CIM) de Pontevedra consideran que "mención aparte merece abordar la violencia de género en el ámbito rural, que se caracteriza por la invisibilidad, la dificultad de acceso a los recursos, la ausencia de servicios especializados y la falta de concienciación social donde el 'qué dirán' tiene más peso".

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