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A-57, la obra interminable

Unos trabajos que iban para 40 meses cumplen ya cinco años

Obras ayer de la A-57 en las laderas de la sierra de A Fracha. // R. V.

El 19 de octubre se cumplirán cinco años desde que la entonces ministra de Fomento, Ana Pastor, acudía al monte de A Fracha para colocar la primera piedra del que sería el primer tramo (quedarían otros dos pendientes que aún no están en obras) de la circunvalación de Pontevedra, también conocida como autovía A-57. Seis kilómetros entre Vilaboa y A Ermida que tenían un plazo de ejecución de 40 meses pero que, a día de hoy, siguen en obras. Unos trabajos que parecen interminables.

Desde entonces ya han pasado por Fomento otros dos ministros. Íñigo de la Serna (todavía del PP) y José Luis Ábalos, e incluso ha cambiado de nombre el propio Ministerio, que ahora se llama de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana. En enero de 2019, seis meses después de su llegada al Gobierno, los socialistas reconocían que la obra, desde su inicio a finales de 2015, apenas había avanzado un 20% de su ejecución durante los cuatro años anteriores.

La razón de este retraso no es otro que la gran complejidad de unas obras que cuentan con una notable singularidad, como es la gran cantidad de movimiento de tierras que es necesario realizar para encajar la autovía en medio de una ladera de la Sierra de A Fracha. Es necesario reponer innumerables servicios que se ven afectados (de compañías suministradoras, comunidades de aguas o abastecimientos particulares) y fue necesario realizar ajustes y modificados en el proyecto, para adaptarse a la "geología y geotecnia de la zona" que motivó nuevas expropiaciones y los consiguientes procesos de exposición pública y trámites administrativos. Es decir, una obra compleja en la ladera de una montaña y entre núcleos de población.

Sin ir más lejos, a día de hoy, el alcalde de Vilaboa sigue pendiente de negociar con Fomento mejoras para evitar problemas con las escorrentías y recogidas de agua, además de obtener el compromiso de que haya permeabilidad en el tráfico peatonal y de maquinaria agrícola en su Concello, especialmente en el macroenlace previsto para conectar la propia A-57, la AP-9 y las carreteras nacionales N-550 y N-554. Un punto en el que se prevé que desemboquen unos 10.000 coches al día. Por el momento, parece que la predisposición del Ministerio a tener en cuenta estos planteamientos es buena. Así pues, es posible que el proyecto todavía sufra algún retoque más sin que por el momento haya un horizonte para el final de las obras. O al menos no hay una previsión que ni la adjudicataria ni Fomento se atrevan a transmitir a los concellos.

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