En pleno repunte de la Covid-19 en el área sanitaria de Pontevedra y O Salnés, al menos 22 militares de la Brigada Galicia VII, Brilat, han dado positivo por coronavirus, según han confirmado fuentes oficiales de la base de Figueirido, en donde se han registrado once de estos casos, mientras que los otros once se han detectado en Siero y Valladolid. Como consecuencia de estos positivos, actualmente se encuentran aislados y en cuarentena 80 militares, 60 de ellos en la base de Pontevedra.

Entre los soldados hay malestar por el desplazamiento de 900 efectivos este fin de semana a San Gregorio, en Zaragoza, para la realización de maniobras de la OTAN, puesto que temen que se disparen los positivos. A este respecto, desde la brigada aseguran que a día de hoy mantienen su asistencia, "aunque igual va menos personal del previsto". Todo dependerá, añaden, de la evolución los próximos días.

Los primeros casos surgieron hace quince días, pero uno de los brotes más significativos se detectó el pasado 1 de septiembre con seis positivos dentro del mismo "grupo burbuja". La creación de estas burbujas de trabajo fue una de las medidas impuestas por la Brilat para reducir el riesgo de contagios.

De esta forma, grupos de diez militares participan siempre juntos en todas las actividades de instrucción y adiestramiento y se establecen horarios para que no coincidan con otros grupos.

Dentro de las instalaciones de Pontevedra estos grupos hacen juntos todo su día a día y, si se detecta un positivo, inmediatamente se aísla a sus miembros y se activa el rastreo para analizar los contactos estrechos o esporádicos dentro del ámbito de esa burbuja.

En todo caso, desde la Brilat hacen un llamamiento a la tranquilidad ya que consideran que, ante el volumen de personal que tienen en la base pontevedresa, el número de positivos por Covid-19 es "poco significativo".

Además, aseguran que todos los casos están localizados y el 90 por ciento de ellos están asintomáticos o con síntomas leves.

"En un grupo tan grande es inevitable que suceda", apuntan desde la base de Pontevedra, apelando a la "responsabilidad personal" de sus militares cuando abandonan sus instalaciones, ya que "todos tienen sus compromisos familiares, citas y reuniones", por lo que entienden que "tener seguridad completa es imposible".