Los pontevedreses parece que han salido con prisa a la carretera tras el confinamiento. La buena tendencia que se notaba en los primeros tres meses del año en materia de siniestralidad vial se truncó con el regreso a la carretera tras el confinamiento, con un empeoramiento en cuanto a los datos de accidentalidad en las carreteras pontevedresas, especialmente notable en lo que respecta a los accidentes mortales.

Así se desprende de los datos desvelados esta mañana por la subdelegada del Gobierno, Maica Larriba; por la jefa de la DGT en la provincia, Paula Yubero; y por el capitán del subsector de Tráfico de Guardia Civil, Antonio Pérez Piteira, al hacer balance de la siniestralidad en verano en la provincia. Julio y agosto se saldan con cinco fallecidos más en los viales interurbanos de Pontevedra, con un total de ocho. Sobre todo por un mes de julio aciago con seis víctimas. La provincia aglutinó, además, el 50% de los fallecidos de toda Galicia en esta época estival. Por lo tanto, se hizo un nuevo llamamiento a la prudencia.

En cuanto al conjunto del año, los datos no son tan malos estadísticamente hablando (la subdelegada ya recalcó que no se puede hablar de datos “buenos” cuando se registran muertes en carretera). Se trata de una evolución marcada claramente por un antes y un después de la pandemia. Hasta el 14 de marzo, cuando se declaró el estado de alarma, la mortalidad en las carreteras de la provincia había caído un 50% respecto al año anterior. Como es lógico, durante el confinamiento se desplomó pasando de 11 en 2019 a 3 en 2020 y una vez que el tráfico volvió a las carreteras las muertes se dispararon un 300%, pasando de 3 a 9.

Con todo, el balance en el conjunto del año desde enero a septiembre sigue dejando una reducción en el número de fallecidos. Mientras que hasta el 3 de septiembre se habían registrado 18 fallecidos, en lo que va de año al cifra de vidas perdidas en carretera en viales interurbanos es de 14.