Imposible una acogida mejor. Lo reconoce la organización del concierto de Guadi Galego y Xabier Díaz con Adufeiras de Salitre, un espectáculo especial con el que volvieron los grandes recitales a la programación de la ciudad. La cita fue en la explanada del Pazo da Cultura, donde se dieron cita 600 espectadores.

Con el cartel de "completo" desde días antes de la actuación, el recital se convirtió en punto de encuentro de un variado público familiar, de grupos de amigos y parejas procedentes de distintos puntos de Galicia. También fue variado el perfil de edades, desde escolares y adolescentes hasta mayores.

Por su parte, la organización se enfrentaba al reto de implementar los protocolos de seguridad a desarrollar en este tipo de espectáculos en directo y que incluyen desde medidas de distanciamiento (de ahí la reducción del aforo) a la desinfección de manos al llegar al concierto.

Los espectadores también hicieron uso de mascarillas hasta ocupar sus asientos y, una vez iniciada la música, cientos de aficionados apoyaron a los artistas cantando, con palmas y bailando... Al menos siguiendo el ritmo con las manos, porque como advirtió Xabier Díaz, los productores estaban atentos a que hubiese poco margen para la improvisación.

También se habilitaron itinerarios de acceso vallados, una sinalética especial y, a mayores del área de concierto, los espectadores dispusieron de una zona para sentarse y conversar, así como una barra especial para el consumo de bebidas durante el concierto.

La ambientación se completó con el mobiliario diseñado por la empresa pontevedresa Labauh, una de la decena de firmas que ha colaborado con el Pazo, el Concello y la productora I-radia-Crea en la organización del espectáculo.

Éste sumó dos actuaciones planteadas inicialmente por separado en la programación musical dentro de los ciclos As Matinés do Principal y Voices, y sirvió para presentar los discos "As catedrais silenciadas", la tercera aventura musical de Xabier Díaz con Adufeiras de Salitre, e "Inmersión", el nuevo proyecto de Guadi Galego, una reinterpretación de sus propios temas pero desde varias lenguas diferentes.

Y tras las actuaciones, buena parte de los espectadores se trasladó a las terrazas del centro histórico, no pocas de las cuales vivieron su mejor fin de semana del año. "Hemos tenido más gente de la que podíamos admitir, hubo muchísimo ambiente, con todas las mesas llenas", señalan los profesionales de un conocido local de la plaza de Méndez Núñez.

Ésta mostraba pasada su imagen más animada, con cientos de personas, una actividad que continuó a mediodía de ayer, con decenas de grupos de turistas y visitantes tomando el aperitivo y almorzando en las plazas.