"A mí el que me gusta más es este", dice Sara, de cinco años, mientras saca del interior de su chaqueta un pequeño libro que guarda de la lluvia, protegiéndolo como el tesoro que es. Junto a su padre y su hermano asistió ayer a su primera Troca de Libros, aprendiendo así que un libro tiene tantas vidas como el cuidado que pongamos en él.
Esta singular feria de intercambio de libros se celebró en el Parque das Palmeiras, después de ser suspendida su edición en el Salón del Libro el pasado 15 de marzo debido a la Covid-19.
"No queríamos dejar escapar la oportunidad de que las familias pudieran hacerse con los libros después de que nos hubieran entregado los ejemplares para intercambiar y decidimos que ahora que ha terminado el curso escolar era un buen momento para hacerlo", explica el organizador del IES Gonzalo Torrente Ballester, David Castro.
El evento cumple tres años en la ciudad, Castro comenzó haciéndolo en la Alameda de Marín y tras su cambio al centro escolar probó suerte haciéndolo solo en el instituto.
El éxito fue tal que saltó al Salón del Libro, donde el año pasado intercambiaron cerca de 5.000 ejemplares. Aunque no tienen una cifra determinada, calculan que este año van a superarse ya que se han sumado más centros y Anpas.
En esta edición participan un total de 14 centros y 9 Anpas de la ciudad. La implicación de las familias y profesores ha sido excepcional y, a modo de ejmplo, tan solo el CEIP Villaverde ha aportado 900 libros.
Libro por libro
Las familias llevaron los libros usados a los respectivos centros educativos antes del estado de alarma, por lo que los ejemplares han guardado varios meses de cuarentena. A cambio de cada volumen se les dio un vale con el que eligen un libro para darle a sus páginas una nueva vida.
"Trajimos un montón de libros que teníamos cambiados por otros que aún no han leído. Les gusta mucho leer y por la noche nos sentamos a leer con ellos. La iniciativa está muy bien porque así cambian de libros y sino al final después de tanto leerlos quedan olvidados en el cajón, mientras a estos les dan uso", comenta Juan Carlos, uno de los padres que acudió al encuentro.
A pesar de la lluvia la céntrica ubicación hizo que mucha gente participara con ganas de renovar lecturas después de agotarlas todas tras el tiempo confinados.
Entre los ejemplares abundan los libros y cuentos infantiles y la novela juvenil aunque también había gran variedad de lectura adulta. No fallaron clásicos como Epi y Blas o Hansel y Gretel, los televisivos Caillou y La patrulla canina, pero también Stephen King o Mario Vargas Llosa. Desde atlas, libros de puzzles o teatro, todo valía excepto las enciclopedias.
Los niños y niñas, que en varios casos aportaron más de una veintena de libros terminaron la mañana con bolsas cargadas de libros que llevarse a casa para empaparse de una nueva aventura, reutilizando los ejemplares y a coste cero.
