"Fue un subidón de adrenalina. Después de cuatro meses sin poder actuar te das cuenta que hacer algo que antes era normal, tocar ante el público, es realmente extraordinario y lo mejor es que todo salió muy bien".

Quien así hablaba esta misma mañana es Dani Dopazo, de la orquesta La Ocaband, quien ayer noche tuvo el honor de protagonizar en Sanxenxo la prueba piloto de la primera "verbena" de la era "postcovid-19" en toda Galicia. Y es que él mismo, al que se le nota que habla con pasión y preocupación por un sector que mueve a miles de trabajadores en Galicia, reconoce que su espectáculo de ayer "no es una verbena al uso, está claro, pero sí es una alternativa que puede a las orquestas permitir trabajar este verano mientras la situación no se normaliza y las verbenas vuelven a lo que realmente son "con gente bailando junta, agarrados y de pie".

Fue un concierto piloto que afrontaron con cierta "preocupación" por cómo pudiera discurrir, pero que ahora para Dopazo demuestra que las orquestas tienen alternativa en la nueva normalidad dado que se realizó cumpliendo estrictamente todas las normas de seguridad. Unas 200 personas que se habían inscrito de forma gratuita por Whatsapp ocuparon los asientos que se habían desplegado en la plaza de Fonte de Ramos. "Dispusimos una entrada con gel desinfectante y acomodadores que iban llevando a las personas que llegaban al recinto a sus respectivos lugares", explica. Todos lo hacían provistos de mascarilla y una vez ante los asientos se permitía la agrupación de las familias o convivientes en un mismo domicilio que mantenían las estrictas distancias de seguridad con el resto del público.

¿Y cómo fue el concierto? La Ocaband había preparado, precisamente, un espectáculo basado en la historia de las verbenas que el público disfrutó mucho y, aunque no había baile, sí hubo una gran interacción: "Fue algo que nos sorprendió mucho, al estar el público sentado la participación era muy elevada y todo el público cantaba o levantaba las manos dando palmas", explica Dani Dopazo.

Ahora espera que esta demostración de que hay una alternativa a las verbenas tradicionales, que debe ser provisional y mientras el Covid-19 siga siendo una amenaza, sirva para que las orquestas de Galicia que mueven miles de empleos en la comunidad, tengan una oportunidad para, sino trabajar como lo hacían en un verano normal, por lo menos contar con un mínimo de actividad que permita sobrevivir a un sector de gran tradición y clave a nivel económico.