El confinamiento por la pandemia del Covid-19 durante la práctica totalidad de los meses de primavera ha favorecido que las personas alérgicas redujeran de forma considerable su exposición a pólenes. Sin embargo, los pacientes alérgicos acusan ahora las consecuencias. FARO entrevista a la jefa de alergología del CHOP, Celsa Pérez Carral.
-Este año la primavera ha sido atípica debido al confinamiento, ¿han continuado las consultas habituales del servicio?
-Desde el inicio del confinamiento hemos estado realizando consultas telefónicas que nos han permitido seguir en contacto con nuestros pacientes, sabiendo cómo se encontraban y poniendo el tratamiento adecuado gracias a la receta electrónica. De todos modos, los alérgicos a pólenes, al estar confinados, tuvieron durante ese tiempo menos síntomas y ahora, al empezar a salir al exterior, los síntomas se hacen mas intensos.
-¿Saltaron las alarmas entre los pacientes alérgicos pensando que alguno de los síntomas pudiera ser por Covid-19?
-En absoluto, en realidad no hay una gran similitud entre los síntomas de alergia y el Covid-19, de entrada los alérgicos no tienen fiebre ni dolores musculares, ni diarrea, ni malestar general. Por otro lado, los pacientes infectados con coronavirus, no tienen prurito, algo muy característico de los alérgicos. Sí tienen tos en ambos casos, pero en el caso de los alérgicos, estos responden bien a los broncodilatadores, cosa que no sucede en los pacientes con Covid-19. Los pacientes ya diagnosticados de alergia, estudiados y controlados por nosotros, tienen muy claros sus síntomas y sobre todo qué tratamiento tienen que tomar para controlarlos.
-¿Cómo se esperan que se desarrollen las reacciones alérgicas este año?
-El otoño y el invierno han sido moderadamente lluviosos, pero con un aumento del 10% sobre la media de los últimos años. Esto ha favorecido el crecimiento de todas las especies vegetales. Lo más importante es que tanto el otoño como el invierno han sido muy cálidos, con temperaturas muy superiores a lo habitual, contribuyendo al adelanto de la polinización, pero han pillado a los polínicos confinados, por lo que no lo han pasado tan mal inicialmente. Ahora, tras el confinamiento, es cuando se están empezando a aquejar.
-¿Cuáles son los principales factores que condicionan este tipo de patologías?
-Los pacientes alérgicos por un lado tienen una capacidad de sensibilizarse innata y, por otro, lo hacen a los alérgenos con los que están más en contacto, que en el caso de Galicia son los ácaros del polvo doméstico. En el caso de los pacientes alérgicos a pólenes, sabemos que los últimos diez años se ha duplicado el porcentaje de alérgicos. Las gramíneas han pasado del 35% al 74% y el plátano de sombra y la salsola del 7% al 14%. La causa parece ser la contaminación y el cambio climático que actúa sobre los pólenes. La emisión de partículas procedentes de las calefacciones y de los motores diésel altera la estructura del polen haciendo que este genere proteínas de estrés como mecanismo de defensa y aumentando su capacidad de inducir una respuesta alérgica en personas susceptibles. Estas proteínas de estrés incrementan la agresividad del polen en las ciudades, en comparación con los pólenes de zonas rurales sin contaminación. Por este motivo, en las ciudades se producen más casos de alergia a pesar de que la concentración de pólenes sea menor que en el campo. El cambio climático está alterando los ciclos de polinización de las plantas. Adelantan el inicio y retrasan el final de su período de floración, con lo que se amplía la duración del período de polinización, y, por lo tanto, hay una mayor exposición de la población a los pólenes.
