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Juan José Esperón: "En esta zona costera prácticamente todos están rebautizados con un mote"

El investigador recopila 500 sobrenombres solo en la parroquia de Cerponzóns

Juan José Esperón. // FdV

Los estudios sobre Cerponzóns en el milenario de la parroquia (cuya primera referencia documental es de marzo de 1019) continúan con una investigación sobre los apodos de las familias de la zona, una obra que lleva a cabo desde hace años Juan José Esperón a fin de conservar esta manifestación del patrimonio inmaterial.

- ¿Cómo surgió este trabajo?

-Hace un tiempo que tenía ganas de recoger los motes, los alcumes, de los vecinos de la parroquia. Hace muchos años donde trabajaba, en la tienda Peral, tenía un cliente, el doctor Días Lema, con el que conversaba mucho y que le regaló un libro que recogía los motes de Pontevedra. Y desde entonces quería hacer lo mismo con mis vecinos y ahora que estoy más libre me dedico más a temas de la parroquia y una de ellas ha sido recoger esto.

- ¿Cómo recabó los motes?

-Lo publiqué en las redes sociales de los vecinos y fui recogiendo de unos y de otros, una colaboración que agradezco mucho porque, claro, yo recuerdo pero ni mucho menos todos. Unos me fueron pasando tres, otros me podían pasar 20 o 40, que fui clasificándolos: primero los propios alcumes, luego los de gente que venía de afuera (o portugués, o americano, o catalán? en función de la procedencia de los antepasados) y también los que por nombre o apellido van quedando, hay personas que a sus padres o abuelos se les conocía por un apellido que ellos hora no tienen pero que les ha quedado. Y también recogí por oficios, aquellos vecinos a los que se los conocía por su trabajo, e hipocorísticos, que no son alcumes, pero sí una parte que se puede incluir, ya que son esos nombres por los que se conoce a la gente, por ejemplo de Antón, Tucho, son todos esos diminutivos que muchas veces no tienen nada que ver con el nombre, esos también los recogí.

- ¿Cuántos ha conseguido reunir?

-Estoy casi en la cifra de 500 en total.

- Es una cifra muy alta para un territorio tan pequeño como es el de la parroquia de Cerponzóns

-Así es, somos en estos momentos setecientos y pocos vecinos, así que es una cifra muy alta. Unos vecinos tienen más de un alcume, otros se recuerdan pero las personas que los llevaban fueron desapareciendo, otros se han rescatado de documentación y como somos una parroquia con al menos 1.000 años de existencia hay mucho que recoger y donde encontrar. Por ejemplo los lugares fueron para muchos sus alcumes, porque si vivían en un lugar determinado los conocían con el nombre de esa aldea.

- ¿Se sabe a cuándo se remonta el origen de los más antiguos?

-No sabría decir el momento exacto pero sí que en el Catastro de Ensenada ya aparece algún nombre de alguna persona que lo están citando por el alcume. Y también parece que mucha gente los apellidos que tenía eran del lugar donde vivía, porque en la Edad Media prácticamente no tenían apellidos, de modo que mucha gente cuando iba a dar alguna alta o en alguna compraventa de una finca o una propiedad siempre en la documentación ponía el lugar de donde era, por ejemplo Juan de Tilve, y ese Tilve pasó con los años a ser apellido. Eso pasó en muchas partes, por ejemplo quien se apellide Tilve que sepa que procede de aquí, que no existe en ninguna otra parte del mundo y se va extendiendo. Como en este caso muchas otras veces el alcume fue antes que el apellido, por ejemplo si vivías al lado de una fuente o de un puente, para diferenciarte. A mi me pasa, recientemente un señor de la parroquia me preguntó quién era, le dije Juan José Esperón y no se enteraba hasta que le dique, "son O Roque de Rons" Roque por la familia de mi abuelo y Rons por el lugar donde vivo, y solamente con decir eso se ubicó y sabía a qué familia pertenezco. De hecho aún hoy en día vemos alguna esquela que utiliza debajo del nombre el apellido para que la gente sepa quién es.

- ¿El mote es muy frecuente en la Galicia costera?

-Mucho, en toda esta zona costera prácticamente todos están rebautizados con un mote, también en nuestra ciudad de Pontevedra, es impresionante la cantidad de motes que había. Antes del doctor Días Lema el también médico José Casal hizo un repaso a los motes del siglo XIX y comprobó por ejemplo que todos los vecinos de A Moureira eran conocidos por los motes, prácticamente ni un solo vecino carecía de su respectivo alcume. En la ciudad ya no se utilizan pero en las parroquias de Pontevedra se siguen utilizando mucho.

- ¿Es un acervo que desaparece?

-Sí, se está perdiendo porque ya no se tiene una relación de campo, podríamos llamarle así, cada uno tiene su trabajo en la ciudad, prácticamente todos, no hay aquella relación vecinal en las que utilizas otras formas de comunicarte. Antes todo el mundo era mucho de pararse por los caminos, conversar y rebautizar a cada uno con un mote, por cualquier cosa, por algo que pasaba en una casa, un camino, por un juego desde el colegio, porque muchos van desde niños bautizados con el alcume. Pero todo eso ahora va desapareciendo, por eso me pareció tan importante recogerlos, reunirlos ahí y de alguna manera conservarlos, que no se pierdan y que la gente se anime a usarlos. Habrá gente a la que no le guste, no el que le pusieron a él sino tal vez a sus antepasados, pero hay que llevarlo con orgullo, pensar que habrá mucha gente que no tienen esa historia, y yo la tengo ( sonríe).

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