La donación de órganos en el área sanitaria de Pontevedra y O Salnés se ha estancado en el último año al mantener una cifra de cinco donantes, la misma que se había registrado en 2018. Aunque desde la Oficina de Coordinación de Trasplantes (OCT) del Complexo Hospitalario de Pontevedra, CHOP, se considera que se trata de "datos muy interesantes" y celebran cada una de las donaciones, la realidad es que la población usuaria del área se recibió en 2019 el doble de órganos de los que entregó, 43 frente a 22. Lograr que las familias se unan a este gesto solidario que ayuda a salvar vidas es uno de los grandes retos de los profesionales de la sanidad pública.

Un total de doce personas fueron diagnosticadas de muerte encefálica en el CHOP el año pasado. De ellos, finalmente solo cinco se convirtieron en donantes reales, mientras que otros siete se quedaron en potenciales, siendo estos últimos la mayoría, un 58 por ciento. El hecho de que no se incluyesen en la primera categoría se debió en cuatro de los casos a una contraindicación médica, pero hay que destacar que hubo otros tres en los que fue la familia la que tuvo la última palabra y respondió negativamente a la petición de los sanitarios.

Estas tres negativas representaron, exactamente, un 25 por ciento de los casos totales diagnosticados de muerte encefálica.

Entre los motivos que llevan a las familias a decir que no, destacan tanto los de tipo religioso como otros de carácter estético, puesto que son muchos lo que tienen medio a que se desfigure a sus seres queridos. En este sentido, el doctor José Luis Martínez Melgar, coordinador del departamento de trasplantes del CHOP, recuerda que la ley obliga a los facultativos a dejar los cuerpos en las "mejores condiciones estéticas" posibles.

Ocho riñones y cinco hígados

La actividad generada de los cinco donantes reales generó 22 órganos explantados para otros pacientes que los necesitaban. La Oficina de Coordinación de Trasplantes extrajo ocho riñones, seis córneas, cinco hígados, dos pulmones y un tejido.

"Esto no son cifras, son personas: los donantes, los receptores y sus familias", recuerda Martínez Melgar. "Son los que toman esa decisión tan difícil y compleja".

El perfil de los donantes varía en función de su edad y sexo y el año pasado reveló que un 40 por ciento de los del área sanitaria de Pontevedra y O Salnés eran menores de 65 años, el mismo porcentaje que los que tenían entre 65 y 75 años. El resto, un 20 por ciento, superaba los 75 años de edad.

Asimismo, y aunque el número de muertes encefálicas en hombres fue el doble que en mujeres, finalmente hubo más donantes reales mujeres, tres. Los otros dos eran hombres.

Ahora, cada vez con más frecuencia, es habitual que se den casos de donantes de 90 años. "Lo que se está viendo es que diferencia de hace diez años, el 65 por ciento de los donantes pasan de los 55 años. Un órgano de una persona de más de 75 años puede tener la misma funcionalidad que el de una persona joven. No hay que pensar tanto en la edad cronológica, sino en la biológica", apunta el facultativo.

Riñones e hígados se mantienen como los órganos más demandados. Son los que se clasifican como órganos abdominales. En Pontevedra se extraen menos órganos torácicos, como corazón o pulmón, por la elevada edad de los donantes.