Carmen Fouces, concejala del grupo de gobierno de Pontevedra por el BNG, es una pionera en la comunidad de intercambio de vivienda. Comenzó a practicarlo hace unos 16 años, cuando su casa era la única que se ofertaba en Pontevedra en el primer portal web de esta comunidad de viajeros.

- ¿Cómo empezó a intercambiar su casa?

- Cuando descubrimos que había gente que compartía casa para pasar las vacaciones yo tenía niños pequeños. Éramos una familia de cuatro miembros y los viajes con tanta gente se hacen bastante caros. Como no queríamos renunciar a viajar y a recorrer mundo, empezamos a curiosear este sistema. Lo probamos y desde entonces lo sigo practicando. Eso fue hace 16 años y en aquel momento éramos los primeros en Pontevedra. Teníamos la primera casa de intercambio aquí. Ahora hay bastantes más y también más plataformas para hacerlo.

- ¿Qué le pareció la experiencia?

- Fantástica, se la recomiendo a todo el mundo, sobre todo viviendo en esta parte del mundo, porque las personas que vienen aquí de vacaciones no son precisamente las que buscan sol y playa, o meterse en un hotel de 400 personas. Son personas que buscan otro tipo de valores, tienen un interés por los viajes más allá de lo que es el veraneo. Y la mayoría de la gente que intercambia tienen un perfil muy interesante. Es gente que mola. Además todos somos conscientes de que te metes en su casa y ellos en la tuya. Hay mucho respeto y mucha hospitalidad, porque vas a la casa de una familia, como ellos vienen a la casa de tu familia. Las personas usuarias de este sistema te están ofreciendo lo mejor que tienen, que es su hogar, y tú también le ofreces lo mejor que tienes. Y en estos intercambios todos queremos quedar bien. Cuando llegas a una de estas casas te encuentras detalles como una guía de la zona escrita a mano, con recomendaciones de dónde ir, dónde comer, no puedes dejar de ver esto? y tú haces lo mismo cuando recibes a otros.

- ¿Ninguna mala experiencia?

- Ninguna. Solo una vez que fuimos a una casa en Bretaña que tenía una gatera y le teníamos que dar de comer a los gatos. Les dimos un par de veces y no volvieron más por allí, y no sabíamos cómo decirles a los dueños que los gatos ya no estaban (Risas). Pero no hubo ningún problema realmente. Comprendían que los gatos se asustarían de ver caras nuevas en casa. No sé si los gatos regresaron o no. Otra vez unos visitantes en nuestra casa rompieron una copa y nos dejaron una nota de disculpas y un paquete de seis copas. La gente es súper amable.

- ¿Qué le dicen sus huéspedes?

- Quienes visitan nuestra casa quedan alucinados con Pontevedra, esa es la impresión general. No esperan demasiado cuando vienen y lo que se encuentran les encanta. Algunos huéspedes nos contactaron porque querían volver aquí y hasta nos fuimos nosotros a otro sitio para dejarles la casa.

- ¿Qué le decían sus amigas o familiares cuando empezó a compartir su casa?

- Me preguntaban si no me da vergüenza que me vean la ropa en los cajones, o cómo puedo dejar dormir en mi colchón a desconocidos, aunque eso pasa siempre que vas a un hotel... Pero en general cada vez somos menos papanatas con estas cosas, la gente se anima cada vez más.