Miles de escolares disfrutaron ayer de una exhibición de la Policía Nacional en la Plaza de Toros de Pontevedra. Agentes, caballos, perros? mostraron a los pequeños cómo es el día a día de las distintas unidades del cuerpo. La experiencia fue tan buena y divertida, que muchos de ellos salieron del recinto diciendo que de mayores quieren ser policías.

Los pequeños, que abandonaron por unas horas las aulas, llegaron a la plaza en grupos, donde se les explicó en qué iba a consistir la actividad, protagonizada tanto por humanos como por los animales que se utilizan en el mantenimiento del orden y la seguridad ciudadana.

La exhibición realizada con perros fue una de las favoritas y más aplaudida. Emocionados, los niños comprobaron cómo los canes son los más efectivos en la búsqueda de droga, de elementos explosivos o susceptibles de provocar incendios, en evitar robos y ataques de todo tipo, sabiendo distinguir en todo momento "a los malos de los buenos". También en la búsqueda de personas, una de las labores más importantes en las catástrofes.

Con esta actividad también se dio a conocer el trabajo de los antidisturbios, de los expertos en subsuelo y de los francotiradores. Valieron como ejemplos el secuestro de una mujer y un atraco en el que ladrón pretendía fugarse en una furgoneta, resueltos satisfactoriamente por los agentes ante la celebración de los niños.

Cuatro bellos corceles

El momento de los caballos también fue emocionante para los pequeños. Cuatro bellos y elegantes ejemplares caminaron al trote por el coso, escoltaron a un coche policial y atravesaron un aro de fuego, como si se tratase de una barricada, portando las banderas de Galicia y España, dos de cada.

La guinda de la mañana la puso el helicóptero de la Policía Nacional, que sobrevoló la Plaza de Toros y permaneció un rato largo sobre la misma, causando, además, la curiosidad de los viandantes que lo veían desde otros puntos de la ciudad.

Si los niños se fueron excitados, también los agentes disfrutaron de la experiencia. Los aplausos y la ola que los escolares les dirigieron fueron el mejor regalo que pudieron recibir en un día de jornada laboral.

Además, entre el público también se pudo ver a adultos, vecinos de la zona, a los que, atraídos por el espectáculo, también se les permitió acceder al coso pontevedrés.