"Encuentra las diferencias", invita una publicación en redes con una fotografía de la playa de Caneliñas en los años 60 (según apunta). En la instantánea se aprecia un enclave prácticamente virgen, con apenas edificaciones a su alrededor: tan solo tres inmuebles, el más alto de tres plantas. Sin embargo, ya se atisba el tímido pero incipiente turismo en Sanxenxo con más de medio centenar de bañistas repartidos sobre la arena disfrutando de un día de sol. Sobre el rompeolas aún ni se atisba el actual paseo marítimo, pero si se puede ver un camino con un par de seiscientos aparcados.

Más de medio siglo después, la primera línea de la costa está tomada por decenas de edificios de varias alturas que alojan en sus bajos restaurantes, bares, cafeterías... La esencia marinera de Caneliñas ha quedado ensombrecida por los miles de turistas que cada año visitan Sanxenxo. Apenas queda nada de aquel enclave natural, convertido ahora en una muralla de hormigón tras el conocido paseo marítimo que bordea la playa.

Testigo de esa muralla de hormigón que ha ido comiendo terreno a la montaña es otra imagen del archivo de FARO datada en 1984. En ella se pueden ver varios inmuebles que ya se elevan varias alturas sobre el nivel del mar, dando cobijo a más bañistas que se reparten por la playa.

Transcurrido más de medio siglo, llama la atención que el arenal y el dique hayan consevado su forma, así como la casa de tres plantas que se veía en los años 60, que aún se mantiene en pie y sin apenas cambios. El único testigo incorrupto del devenir histórico de Cañeliñas.