Con tan solo 17 años, Amelia Tiganus fue captada por una red de trata, comprada por 300 euros y explotada sexualmente en más de 40 prostíbulos españoles. En la actualidad, es una activista feminista referente en el país y lucha, incansable, por la abolición de la prostitución en el Estado español.

-¿Cuál es ahora mismo la situación de Galicia y de las Rías Baixas con respecto a la explotación sexual de las mujeres?

-Galicia siempre ha sido una puerta de entrada para las drogas, que siempre traen de la mano la prostitución. Es en la actualidad un caldo de cultivo muy importante y no hace falta investigar mucho, porque tan solo hay que circular por las carreteras de la comunidad gallega para ver que están plagadas de prostíbulos y que cada vez se incrementa más la oferta de este tipo de lugares. La prostitución está muy instalada en la sociedad gallega y, por lo tanto, también la demanda, porque si no la hubiera, entonces la explotación sexual tampoco estaría tan integrada.

-¿El perfil del putero ha variado en los últimos años?

-Sí ha cambiado en los últimos años. Está en aumento el perfil del consumidor joven, chicos muy jóvenes, cuyas demandas son cada vez más violentas y deningrantes, por lo que entendemos que estas prácticas también están muy ligadas al consumo de pornografía. Desde la Universidad de Islas Baleares se hizo un estudio en el que se refleja que con ocho años de edad ya son consumidores de pornografía dura, de ahí que las conductas sean cada vez más misóginas y violentas, porque se educan a través de la pornografía. Desde este punto de vista, la prostitución se ha convertido en ocio y diversión para hombres jóvenes.

-España se sitúa a la cabeza en consumo de prostitución, ¿qué explicación le damos a este hecho objetivo?

- Principalmente tiene que ver con una cuestión muy interesante de analizar. Desde las geopolíticas tenemos que tener en cuenta que el sector del turismo es el que más dinero mueve en el país, las cifras de paro están absolutamente disparadas y España se está constituyendo como un destino de turismo sexual, ya que aquí se busca sol, playa y mujeres baratas para todos los bolsillos. España está en un lugar estratégico, siendo la puerta de entrada a Occidente y Europa para los países empobrecidos de África y Latinoamérica. Así, el lobby proxeneta utiliza a España para crear nuevas redes e instalarlas aquí.

-Da la sensación que la sociedad no está concienciada con que la prostitución, al final, es una violación pagada.

-Exacto. Claramente vemos cómo existe una doble moral. Si bien es cierto que dentro de la sociedad española ha saltado la alarma de que hay que luchar contra la violencia sexual, pues nos indignamos cuando se da un caso de una violación grupal o individual y llenamos las calles gritando "hermana yo tecreo", "la noche y la calle también son nuestras", "ninguna agresión sin respuesta", no somos conscientes de que esos gritos se van apagando según nos vamos acercando a los espacios prostitucionales, los prostíbulos, calles, pisos o polígonos. Se sigue haciendo la separación que, hasta ahora, tan bien le ha venido al patriarcado, entre las unas y las otras. Parece que lo único que cambia y que legitima a los agresores sexuales es un billete. En este sentido podemos decir que estamos hablando de una moral neoliberal, donde el cuerpo de las mujeres está sujeto a la compra, se puede posicionar en el mercado y con dinero de por medio todo es legítimo. Hemos pasado de una moral cristiana a una moral donde todo vale y nada importa.

-Precisamente, hoy en día existen determinadas prácticas, como puede ser el "sugar dating", que no deja de ser prostitución encubierta...

-Es prostitución. Además, desde una óptica feminista, que es desde donde analizamos esta cuestión, en ningún momento esto es sinónimo de emancipación, porque de ninguna manera nuestra libertad o forma de sobrevivir tiene que ver con el grado de satisfacción que le damos a los hombres. Por muy bien que se quiera pintar o disfrazar, aquí se depende del dinero de los hombres, por lo que esa discriminación, en base a sexo, a clase y a raza, pasaría a ser algo totalmente legítimo, normalizado, e incluso legal. Esta práctica va contra la libertad individual y colectiva de las mujeres.

-Las mujeres que son explotadas sexualmente en España tienen un claro perfil: mujeres extranjeras que vienen de países empobrecidos.

-Efectivamente, las mujeres que están siendo instrumentalizadas son de países empobrecidos. Sabemos que son mujeres migradas y racializadas, y aquí entra el debate del colonialismo sexual: ahora mismo no hace falta ir a ninguna tierra a violar a las mujeres, a apropiarnos de ellas, de sus vidas, porque a día de hoy, los proxenetas y criminales ya las traen para que los hombres españoles las violen.