Agotado de camino a Santiago, el Apóstol se paró a descansar en una huerta de A Santiña. Cuenta la tradición que los propietarios de la finca, ubicada en el número 95, ayudaron al caminante a reponer fuerzas y en pago a esta hospitalidad el santo les prometió que cada año madurarían en esa propiedad de O Burgo los primeros frutos de la cosecha.

Al menos en las últimas seis generaciones la familia Couto ha recibido cada 24 de julio, en la víspera del "día grande" en honor al Apóstol, a la imagen del santo. Desde el siglo XIX ya hay constancia de que los vecinos trasladan a hombros al Santiaguiño, que es adornado en esa huerta de A Santiña con las primeras espigas de maíz y racimos de uvas.

Año a año los numerosos miembros de la familia Couto vuelven a hacer gala de generosidad y no solo agasajan al santo con los mejores racimos de la huerta (el maíz procede de fincas cercanas) sino que invitan a los vecinos a refrescos, pinchos o a degustar el buen vino que cosechan de las uvas "milagreiras".

La alegre ofrenda de la cosecha marca el arranque de las fiestas de Santiaguiño, que continuaron ayer con la primera verbena. Por su parte, los más pequeños y los adolescentes tuvieron una cita en las atracciones instaladas en el recinto ferial.

Y tras este primer día de celebraciones, los numerosos peregrinos que esta mañana recorran el Camino Portugués (solo en el albergue pernoctaron 80 personas, en su mayoría extranjeros) podrán pararse a disfrutar de las fiestas. Los que no madrugan se encontrarán a las 11 horas con los participantes en la Carreira Pedestre Santiaguiño do Burgo, que se celebrará por las inmediaciones de la Xunqueira de Alba.

A las 12.30 horas dará comienzo la procesión, a las 22.30 la verbena y a medianoche la tirada de fuegos de artificio con la que cerrará el "día grande" en honor al Apóstol.

Son días de convites, charlas y buena vecindad en O Burgo. El Apóstol es el santo de los afectos, la generosidad pero también el agradecimiento o la memoria. Ser hijo, hermano, amigo, esposo, padre, vecino, amigo... Los afectos apuntalan nuestra vida.