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Un milenio de esperanza que sigue vivo

Los exvotos, presentes en nuestra cultura desde tiempos precristianos, experimentan un renacer - La pontevedresa Farmacia-droguería Esteban recuperó el exitoso falo de cera, uno de los más ofrendados de la provincia

Exvotos figurativos, entre ellos el exitoso pene recuperado por la Farmacia-droguería Moderna. // Rafa Vázquez

Entre los tesoros prehistóricos del Museo de Pontevedra figuran los exvotos del santuario etrusco de Calvi, en la región italiana de Campania, figuras de terracota de entre el I y el III A.C. que reproducen con un naturalismo de gran belleza cabezas femeninas, masculinas, partes del cuerpo o animales.

Un milenio después sorprende su parecido con los exvotos contemporáneos a la venta en una plaza cercana del centro histórico pontevedrés. "Tras unos años de declive esta tradición revive con fuerza, incluso sumando nuevas preocupaciones sobre la salud, muy actuales", explican en la farmacia-droguería Esteban a propósito de la incorporación a su catálogo de exvotos de un exitoso falo.

A 4,95 euros, es una de las ofrendas de cera más demandadas, si no la de más éxito, tras su reciente recuperación. "La figura fálica se había perdido durante el franquismo", recuerda el farmacéutico E. Meruéndano, "pero ya estaba presente en las culturas de la antigüedad y en poco tiempo ha vuelto a tener una gran presencia".

"Solicitan mucho esta figura y para una larga lista de ofrecimientos", añade, "desde enfermedades y operaciones del aparato genital masculino, que son delicadas, a trastornos sexuales, del mismo modo que una figura de cera de un brazo representa un accidente curado en el que hubo una fractura, o un problema en la piel de los brazos; y un exvoto con la imagen de un perro simboliza a nuestra mascota".

Más prosaico pero poco desdeñable desde el punto de vista de las ventas es otro de los destinos de este exvoto: el servir de excusa para las chanzas "en despedidas de solteras y a modo de regalo erótico".

Un factor implicado en el renacer de los exvotos son las culturas latinas, cuyas tradiciones entroncan con nuestro uso tradicional de estas ofrendas.

E Meruéndano señala a este respecto que "muchos ciudadanos latinoamericanos creen en este tipo de ritos y se nota mucho en el incremento de la demanda de los exvotos". Estas figuras tradicionales delos cereros gallegos "son traducciones de ritos que ellos practican mediante muñecos de barro y arcilla y se encuentran con que nuestra cultura también practica eso".

Unos y otros han contribuído a que una tradición, la cerería, continúe vive. "Es de las escasas artesanías que conservamos", recuerda el farmacéutico a propósito de la desaparición de oficios como el de ourive o cestero, "pero las cererías que logran sobrevivir en la actualidad en nuestro entorno es en gran medida por estas tradiciones "

El origen de los exvotos es precristiano. Sumerios, egipcios, griegos o romanos elaboraron reproducciones de partes del cuerpo y pequeñas figuras en bronce, mármol o tierra cocida, pero desconocemos cuando llegaron a Galicia.

"No hay esa constancia porque, a diferencia de en Cataluña no tenemos mucha pintura medieval, pero seguro que los había porque son los mismos exvotos que existían en la antigüedad", explica el antropólogo Xosé Ramón Mariño Ferro.

Éste recuerda que las figuras votivas están presentes "en las dos religiones que fueron la fuente del cristianismo, Israel, es decir la Biblia, y el paganismo grecolatino, en ambas había exvotos, por lo tanto podemos pensar que en Galicia también porque estaban extendidos por toda Europa, aunque aquí no tenemos constancia pero con seguridad los había".

En los santuarios gallegos se repite anualmente el rito de peregrinación para purificarse, cumplir ritos y pedir gracias al santo. En pago por el beneficio recibido, se realizan ofrendas como animales, huevos, carnes, aceite, plantas etc. Son prácticas que continúan muy vivas en numerosas romerías, valgan de ejemplos cercanos San Benito o A Lanzada.

En otras romerías se donantambién exvotos-testimonio. Se trata de "objetos ligados a la enfermedad como las muletas o la silla de ruedas; aunque no siempre tienen que ver con la enfermedad, por ejemplo el marinero ofrece una parte del barco, como el timón", indica el exprofesor de la Universidad de Santiago.

Otros objetos de especial simbolismo son los ataúdes, como los ofrendados el pasado domingo en romería del Cristo de Xende, en ALama. Desfilaron dentro del féretro y a hombros de los vecinos cinco penientes (uno de ellos de un bebé), en una de las manifestaciones más arraigadas y auténticas de la comarca, otra tradición secular en la que los exvotos tienen un decisivo protagonismo.

A mayores de estos objetos reales, están los figurativos, la gran mayoría imágenes de cera en forma de cabezas, pechos, piernas, manos etc que aluden a la gracia recibida. "Ya los había en madera en la antigüedad, pero sabemos que desde la Edad Media son muy habituales los de cera", precisa Mariño Ferro.

Así, las figuras del cuello se entregan a modo de dádivas a San Blas en Salcedo o en Aguete; las cabezas en Armenteira; los ojos a Santa Lucía y numerosos animales en las iglesias dedicadas a San Antón.

Y es que al igual que en la colección etrusca del Museo, los animales domésticos y de granja tienen su espacio propio entre los exvotos contemporáneos, con figuras de cerdos, caballos u ovejas presentes en numerosas iglesias.

El ex secretario del Museo de Pontevedra y antropólogo Xosé Fuentes Alende, ultima la publicación de la obra "Os exvotos na relixiosidade popular galega: a súa dimensión patrimonial" (un trabajo premiado con el Antón Fraguas de Antropología), es otro de los expertos que constata la plena pervivencia de la tradición.

"Los exvotos de cera los tenemos en muchísimos santuarios, siguen plenamente vigentes", recuerda el experto.

Éste indica que, sumadas a las de cera, "hay escasas figuras de madera, en ambos casos en dos santuarios dedicados a San Mauro en Vigo y Salvaterra de Miño. En nuestro entorno también hay figuras metálicas, tenemos una buena colección en la ex colegiata de Cangas y en el santuario de A Franqueira; y después en el mundo marinero abundan las maquetas de barcos".

Un ejemplo singular de ello está en Amil, donde entre las maquetas de barcos sorprende la reproducción de un cayuco senegalés. En Senegal "la religión cristiana es minoritaria", recuerda el historiador al preguntarse por las profundas motivaciones al ofrendar "ese cayuco en el que posiblemente esa persona se escapó de su país".

Mil años antes unos vecinos etruscos ofrendaron a sus dioses bellas cabezas de mujeres, hombres, manos... Practicaban, como siglos después los cristianos que acuden a Amil, una de las virtudes cardinales: la esperanza, de lo poco que compartimos -e inventamos- todos.

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