Alrededor de un 20 por ciento de la población sufre dolor crónico. El Hospital Provincial de Pontevedra acoge hoy (de 18 a 20 horas en el salón de actos) una jornada organizada por la Liga Reumatolóxica Galega en la que se abordará la interacción de un especialista con pacientes con dolor, familiares y cuidadores. El anestesiólogo de la Unidad del Dolor del CHUVI, Alfonso Carregal, también vocal de la junta directiva de la Sociedad Española del Dolor, será el encargado de resolver las principales dudas de los asistentes. La entrada es libre y gratuita.

-La existencia de las unidades del dolor en los hospitales públicos evidencian una realidad en el ámbito de la salud...

-Efectivamente, son la prueba de que existe el dolor crónico.

-¿Cómo se distingue exactamente?

-Nosotros tratamos, o intentamos tratar, el dolor que afecta a personas durante períodos largos de tiempo. Por ello, se define el dolor crónico como aquel que pasa de los seis meses y no se soluciona.

-¿Cuáles son las principales afecciones que tratan?

-Tratamos, por un lado, dolores de origen neuropático por afectación de alguna estructura nerviosa que produce algún tipo de dolor muy específico y difícil de manejar, así como muy desagradable para el paciente. También tratamos pacientes con dolor por enfermedades derivadas del cáncer y sus tratamientos. Asimismo, atendemos a personas que sufren dolor tras ciertas operaciones como secuela. Y hemos notado un incremento importante de pacientes que vienen a tratarse de dolor crónico asociado a artrosis, de cadera, de rodilla... Como la población está envejeciendo, cada vez tenemos más pacientes con estas enfermedades. Además, una de las patologías que más vemos es la de lumbalgia crónica.

-¿Qué tratamientos existen, además de los analgésicos?

-Utilizamos un abanico de técnicas analgésicas, desde las pastillas, hasta las técnicas intervencionistas. Dentro de estas destacan los bloqueos de nervios o los bloqueos de estructuras musculares. También tenemos técnicas más invasivas para dolores más complejos como la colocación de electrodos de estimulación medular o bombas de infusión intratecal, para pacientes de alta dificultad. Igualmente, usamos acupuntura y cualquier técnica que nos permita aportar calidad de vida al paciente. Siempre valoramos el riesgo que entraña la realización de una técnica junto con sus beneficios. Para ello trabajamos coordinados con personas que entiendan el dolor, como pueden ser los psiquiatras, psicólogos, rehabilitadores, traumatólogos... porque el dolor crónico es una enfermedad que debe ser entendida por un equipo multidisciplinar.

-Pero la mayoría de las unidades del dolor de Galicia están compuestas por anestesiólogos.

-Sí, porque somos médicos muy polivalentes (risas), pero también pueden estar compuestas por neurocirujanos, traumatólogos, rehabilitadores, psiquiatras, psicólogos... Es muy interesante que quienes están en estos equipos interaccionen para dar la mejor respuesta posible al paciente.

-¿Por qué vía llegan los pacientes a la unidad del dolor?

-La mayor parte de nuestros pacientes llegan a través de la Atención Primaria, mediante un sistema de teleconsulta pionero en Galicia. Pero también pueden ser remitidos desde la medicina especializada.

-¿Puede ser el dolor crónico invalidante?

-Sí, de hecho, incapacita al individuo cara a sí mismo, cara a sus relaciones familiares, a las laborales y puede llegar a provocar aislamiento social, porque el paciente acaba encerrado en sí mismo. Por ello es tan importante integrar a estas personas en todos estos ámbitos, para que sean capaces de ser autónomos, que se mejoren las relaciones familiares, laborales y que puedan realizar una vida social lo más normalizada posible. Nuestro objetivo es que ganen en calidad de vida.

-¿Cuáles son las enfermedades que pasan por sus consultas de carácter invalidante?

-Existen muchas enfermedades invalidantes. Hablamos de las lumbalgias, de los dolores oncológicos, de los neuropáticos, las lesiones de traumatismos sobre nervios, artrosis muy avanzadas, cirugías de espalda que no han logrado mejorar al paciente... Y, a mayores, está el caballo de batalla de la fibromialgia. No tenemos fármacos ni técnicas que hayan demostrado su eficacia. Hay que hacer mucho trabajo psicológico e intentar no intoxicar al paciente con fármacos.

-¿Qué incidencia tiene el dolor crónico?

-La estimación sería de alrededor de que un 20% de la población lo sufre. Con el tiempo veremos que aumenta porque la población estará más envejecida.