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Anxo Coia: "El autor del Cruceiro do Hío no es el de la versión oficial sino Ignacio Cerviño"

La Casa das Campás acoge hoy una charla sobre el origen de la emblemática obra

Anxo Coia ante el Cruceiro do Hío. // Augusto Fontám

El Cruceiro do Hío es una cumbre del arte popular gallego, el más emblemático de los cruceiros y siempre en proceso de estudio por parte de investigadores como Anxo Coia, que defiende que el autor de la obra es Ignacio Cerviño, un maestro canteiro de Augasantas, en Cotobade, y no José Cerviño, Pepe da Pena, como sostiene la versión oficial. Es el tema que tratará en la conferencia que pronunciará mañana a partir de las 20 horas en la Casa das Campás.

- ¿Qué opina del debate sobre el origen del cruceiro?

-Es interesante y contradictorio, porque hay investigadores que le atribuyen la a autoría del cruceiro, para mí y para muchos el mejor de Galicia y el más visitado, a José Cerviño García, un maestro canteiro de la parroquia de Augasantas, de Cotobade.

- Y ustedes afirman que es un autor del mismo apellido pero que no está relacionado con este José Cerviño

-Sí, después de que en 1964 un investigador llamado Eugenio Euroa, de Cangas, sacase una publicación diciendo que el autor del Cruceiro do Hío era un maestro canteiro de Augasantas, de esa misma parroquia de Cotobade efectivamente, pero que el nombre era Ignacio Cerviño Quinteiro.

- ¿Qué le lleva a decantarse por esta opción?

-Algo más de pruebas que encontré y que me llevan a pensar que sin duda el autor del Cruceiro do Hío no es el de la versión oficial sino Ignacio Cerviño, un maestro canteiro de Cotobade. Efectivamente cualquiera que busque encontrará que la versión oficial repite que el autor es José Cerviño, pero nadie aportó pruebas concluyentes que puedan verificar esa tesis.

- ¿Qué pruebas sostienen la nueva autoría?

-Hay pruebas de que Ignacio Cerviño tiene una hija bautizada en O Hío el mismo año en el que se levanta el cruceiro. Otro aspecto importante es que en el año 1852 el padre de Ignacio Cerviño, que se llamaba Antonio Cerviño Couceiro y era maestro de obras, recibe el encargo de acometer las obras de la bóveda central de la iglesia de O Hío, cuando su hijo, Ignacio Cerviño, tiene 18 años, y probablemente trabajó con su padre. El cura que manda levantar estas bóvedas también manda levantar el cruceiro 20 años después, por lo tanto ya era consciente de la destreza del escultor y creo que está bien atribuirlo a Ignacio Cerviño.

- Comparten apellido y parroquia de origen ¿estaban emparentados?

-El parentesco no soy capaz de comprobarlo totalmente pero parece ser que puede haber un lejanísimo, muy lejano, parentesco entre los abuelos. El apellido que comparten no es porque fuesen primos o en general familia cercana sino porque es un apellido muy común en la zona de Cotobade.

- ¿Qué documentos avalan su tesis?

-A mayores del correspondiente al bautizo de esa hija, hay otros dos documentos que certifican la presencia del escultor Ignacio Cerviño en 1869 y 1871. La hija se bautiza un año después, en 1972, que es el año en el que se levanta el cruceiro, y por eso sabemos con exactitud que ese maestro canteiro en esa fecha estaba ahí y al menos desde varios años atrás y de un modo continuado.

- Aparecen con frecuencia datos contradictorios y nuevas dataciones ¿Sigue siendo desconocida la historia de los maestros canteiros?

-No, hay investigadores con numerosas publicaciones e información, a veces contradictoria o con falta de información e incluso a veces, en mi opinión, sin fundamento concreto. Si hay una larga tradición, para mi equivocada, de atribuirle la autoría del Cruceiro do Hío a José Cerviño porque alguien lo dijo o lo escribió así hace muchos años y nadie se planteó verificarlo hasta Eiroa, que fue el primero que entendió que eso no podía ser así. Después llegaron otros investigadores como Fernández Sotelo, Estanislao Fernández de la Cigoña o Carlos Solla que avalan que si, que Ignacio Cerviño es el verdadero autor.

- ¿Cómo desarrolló su investigación?

-Yo lo que hice fue seguir la pista a los dos maestros, y creo que el problema no es saber la autoría del cruceiro sino que sí sabemos que existió una figura llamada el maestro Cerviño, aún nadie le llamó por este nombre, y una vez que se atribuye esta obra a José Cerviño se lo identifica con la figura del maestro Cerviño y a partir de ahí todas las demás obras (un cruceiro en Covelo precioso, un desencravo en As Cachadas, réplica del cruceiro do Hío, numerosos panteones en Ponteareas...) se atribuyen también a José Cerviño. Y por el contrario nosotros creemos que es todo al revés, el gran desconocido es Ignacio Cerviño.

- ¿Quién fue ese maestro desconocido?

-Fue un hombre con muy, muy mala suerte. Nació en 1834 en la parroquia de Augasantas, en Cotobade y se sabe que a los 18 años ya trabajaba en la iglesia parroquial de O Hío. Posteriormente pasa a residir y a casarse en Cerdedo y posteriormente estudiaría en Madrid, en la Academia de San Fernando, que es un punto importante para determinar quién fue Ignacio Cerviño. Su presencia en la Academia es corta, pero estuvo allí. Se le murió la mujer, se quedó viudo con apenas 29 años y a partir de ahí continúa su mala suerte.

- ¿Rehizo su vida?

-Se marchó para A Coruña, donde se casó por segunda vez. Volvió para Augasantas, donde tuvo una hija que murió con 2 meses, mientras que el hijo que había tenido en Madrid le morirá con 19 años y también tuvo una niña en Cerdedo a la que le perdimos la pista pero creemos que también se murió, seguramente antes del desplazamiento a Madrid. Tras la muerte de la niña en Augasantas se va para O Hío, donde otra de sus hijas será bautizada y morirá con 3 meses ya cuando él está en Cangas, donde tiene otras obras. Por ejemplo allí hará el llamado panteón de Ranqueta, un apoderado de la época. Después se marchará para Ponteareas, donde tiene numerosos panteones y la gran réplica del desenclavo en el barrio de As Cachadas.

- ¿Dónde acabaría su carrera?

-Tras Ponteareas, donde pasará 20 años trabajando, se pasaría a Carballiño y finalmente morirá pobre, casi ciego y dicen que pidiendo limosna en Porriño. No fue un hombre con suerte, encontré que le habían muerto 5 hijos pero creo que fueron 6, solo le sobreviven 2. Murió pobre, casi ciego y olvidado por la historia.

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