Dos generaciones son las responsables de que la Ferretería Gallega, en el casco histórico, haga historia. Fundada en 1947 por Manuel y Benito Araújo, dos hermanos, continúa ofreciendo un servicio diferenciado a través de sus hijos, Miguel y Benito Luis, que comenzaron en el negocio siendo niños. "Son tiempos difíciles, con internet, las grandes superficies, los comercios chinos... salir adelante cuesta", reconocen.

Su mérito está en que, además de lograr que la ferretería supere los 70 años de antigüedad, todos sus empleados se jubilan con ellos. La próxima será Marina Sousa, que comenzó tras el mostrador cuando tenía 17 años.

Tienen, igual que en su propio caso, clientes de varias generaciones. Se diferencian en que "lo que tenemos nosotros no lo tiene nadie". "Y además aquí hay trato directo con el cliente", aseguran.