Las últimas redadas efectuadas por las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado también permiten comprobar como los hábitos de los clanes que se dedican a la venta de droga en O Vao cambian y con ello también el de los consumidores a los que venden el estupefaciente, a veces empujados por la presión policial.

Es el caso de la conocida como "narcofinca" ubicada en las inmediaciones de O Vao de Abaixo. Unas antiguas ruinas que eran utilizadas para vender el estupefaciente y en donde lo consumían los clientes de estos "trapicheros". Varias operaciones policiales en este enclave provocaron un cambio de costumbre y los clanes comenzaron a utilizar cobertizos y anexos a las viviendas como "oficinas de venta" y "fumaderos" (así los llaman los propios toxicómanos) en los que entregaban a los consumidores las sustancias estupefacientes que las consumían allí mismo. De hecho, los agentes sorprendieron en las últimas operaciones a toxicómanos consumiendo en estos cobertizos.

Mantenían así el "negocio" fuera de las chabolas que son utilizadas como viviendas y también lo hacían menos visible frente a un enclave tan expuesto a los ojos de los agentes y del público en general como es la citada finca de las ruinas.

Las últimas investigaciones, aunque con diferencias, también han permitido llegar hasta los cabecillas. Si en el caso de la última redada de la Policía Nacional fue a través de alguien de fuera del poblado (un suministrador) quien llevó hasta el jefe del clan; en las anteriores las investigaciones se hacían a la inversa, desde las transacciones al consumidor hacia la cúspide del grupo familiar.

La venta, papel de la mujer

Esta última entraña una gran complejidad, dado que hay que subir varios escalones antes de llegar a quien mueve los hilos, normalmente, un varón, patriarca del clan familiar, que se limitan a realizar labores de vigilancia, control o, como mucho, abastecimiento y transporte hasta el poblado de la sustancia estupefaciente; mientras que las operaciones de venta se las dejan tradicionalmente a las mujeres, salvo excepciones, puesto que también se ha desmanteldo algún grupo que estaba liderado por la matriarca.

En ocasiones, cuando hay problemas, los apoyos o los relevos en el negocio llegan incluso de familiares que residen en otros poblados, fuera de O Vao.