Se dice que la profesión de percebeiro es la más arriesgada de todas las relacionadas con el mundo del mar, pero Hugo Uhía Sueiro, vecino de Portonovo de 35 años, ha dado un paso más convirtiéndose en un héroe al enfrentarse a un arriesgado rescate. El joven tomó la iniciativa de lanzarse al agua en las inmediaciones de la Ermita de A Lanzada para ayudar a socorrer a un joven e inexperto buzo que se encontraba indispuesto en una mañana en la que se había decretado la alerta amarilla. Sus ocho años de experiencia en la profesión permitieron que el suceso terminase con un final feliz.

-¿Dónde se encontraba usted cuando escuchó la petición de ayuda?

-Yo estaba ya recogiendo el percebe y estaba subiendo para pasar el control. De hecho, mis compañeros ya habían subido. Entonces, una señora que estaba recogiendo conchas para hacer abalorios para vender en A Toxa escuchó los gritos pidiendo ayuda desde el mar. Nos asomamos y vimos a un chico mirando hacia arriba con otro a su lado flotando. Eran el monitor y el buzo que se encontraba mal.

-¿No había nadie más en tierra?

-También estaban unos turistas de Canarias por allí, entre todos fueron quienes llamaron a los servicios de emergencias.

-Y decidió echarse al agua...

-Sí, pero lo complicado fue salir de ella. El mar estaba en alerta, había olas de cuatro metros y mar de fondo. No dábamos salido los tres porque la fuerza del oleaje nos empujaba. Ellos ya llevaban, entre unas cosas y otras, una hora en el agua luchando. Uno de los buzos estaba bloqueado. Yo pude estar casi 40 minutos, media hora mínimo. Se me hicieron eternos.

-Y entonces llegó el "Rocío del Mar", el barco de pesca.

-Sí, la verdad es que fue muy arriesgado. Meter ese barco en esa zona es muy peligroso. La verdad es que el patrón le echó mucha valentía. En el mar hay que tener mucha cabeza. Me echaron un cabo con el flotador y me llevaron a puerto.

-No dudó ni un momento lo de lanzarse para socorrer al joven submarinista, pero ¿no pasó miedo?

-Esa media hora fue angustiosa, pero había que hacerlo. Lo harían mis compañeros también. Yo no tengo duda de que en el mar nos ayudamos entre todos, eso sí, con cabeza.

-¿Qué le ha dicho su familia después de este acto heroico?

-Pues mi mujer, la pobre, está como un flan, porque vamos a ser padres, así que imagínate...