El 2018 fue el año en el que la tierra tembló bajo la comarca pontevedresa. Especialmente significativo fue el episodio del "enjambre sísmico" que se vivió en la zona de Ponte Caldelas y Pontevedra a mediados de mayo y que dejó dos temblores por encima de los tres grados en la escala Richter y que dejó decenas de réplicas en un fenómeno curioso pero en cierto modo habitual para los sismólogos.

Desde entonces la tierra no ha dejado de temblar en los alrededores de Pontevedra. En la comarca se contabilizaron el pasado año cerca de 70 movimientos sísmicos el pasado año, según los datos que se pueden consultar en la página de Instituto Geográfico Nacional. La cifra puede parecer elevada, pero se debe poner en perspectiva al señalar que en toda España se detectaron en el mismo periodo más de 6.200 temblores de tierra.

La mayor parte de estos 70 seísmos se produjeron en aquel enjambre sísmico del mes de mayo. Entonces se detectaron casi medio centenar con epicentro en los municipios de Pontevedra y sobre todo Ponte Caldelas entre los días 15, 16 y 17 de mayo. Esos días la tierra también tembló de manera casi imperceptible en O Toural, Vilaboa.

Pero también hubo pequeños temblores en junio en Pontevedra o el 25 de julio en Marín, con un seismo que llegó a los 2,5 grados. A finales de agosto (el 25) se volvieron a registrar movimientos en Ponte Caldelas y Pontevedra y en septiembre (el día 7) hubo también un pequeño enjambre sísmico con siete pequeños temblores cuyo epicentro los sismógrafos situaron en A Escusa, en el monte Castrove, en Poio. Ese mismo mes también se registraron temblores, alguno sentido por la población, en O Grove o en Covas (Meaño).

En septiembre también hubo actividad sísmica otra vez en Ponte Caldelas, un municipio que cerró el año de nuevo con pequeños terremotos, los últimos el día de Navidad (con uno de 2,4 grados) y otros dos más el día 26 de diciembre de menor intensidad.

Aunque pueda parecer una intensa actividad sísmica, los expertos aseguran que no hay motivos para la intranquilidad. Luis Cabañas, sismólogo del Instituto Geográfico Nacional explica que estos pequeños temblores "entran dentro de lo habitual" y señala que a pesar de la reiteración en algunas zonas como Ponte Caldelas, en las que tradicionalmente no se conoce ninguna actividad sísmica, ninguno de los terremotos fue de gran magnitud y la mayoría ni tan siquiera fueron sentidos por la población.

"Pontevedra no es una zona en la que se hayan detectado fallas activas que estén catalogadas y aunque un gran terremoto siempre puede ocurrir por alguna causa no conocida o que esté todavía por estudiar, lo cierto es que esta probabilidad no parece muy elevada", indica Cabañas.

Sí que reconoce la curiosidad de la actividad sísmica en una zona como la pontevedresa que no era el principal punto de atención de los sismólogos en Galicia, dado que los estudios sí han catalogado fallas activas en la comunidad en zonas como Sarria como consecuencia, entre otras cuestiones, del terremoto que se dejó sentir en 1995 en casi toda Galicia y que llegó a causar algún daño material. "Lo cierto es que también conocemos mejor aquellas zonas en las que ya se han realizado estudios y se ha empleado más la geología precisamente por haber registrado algún gran terremoto y esto nunca ocurrió en esa zona" , dice por lo que ahora señalan que en Pontevedra "nos guiamos más por el histórico que también nos dice que no ha habido grandes movimientos sísmicos que destaquen en la zona y, por lo tanto, tampoco es previsible que se puedan producir grandes terremotos.

Hay datos que hacen también pensar en esta misma línea. Si bien el enjambre sísmico de mayo y las réplicas de escasa intensidad hicieron que Pontevedra fuese una de las zonas de Galicia con mayor número de movimientos sísmicos el pasado año, los terremotos de mayor intensidad hay que buscarlos de nuevo en la zona sur de Lugo y norte de Ourense. El terremoto de mayor intensidad que afectó a Galicia el pasado año fue el que se registró en Melgaço (en la frontera con Portugal) el 17 de noviembre. Tuvo una intensidad de 3,7 grados y se dejó sentir en todo el sur de Galicia. A este le siguen otros dos en Lugo (Taboada, con 3,5 y Sarreaus con 3,1) y solo después se sitúan los dos temblores de mayor entidad que fueron los que se registraron el pasado mes de mayo en Ponte Caldelas (3,1 en la escala Richter).

Más medios para detectarlos

Luis Cabañas también destaca que el incremento del número de seísmos que se registras por el Instituto Geográfico Nacional se debe también a la mayor precisión de los medios que se emplean para documentar estos movimientos sísmicos. Ahora cualquier pequeño temblor de un grado es captado por los sismógrafos, algo que no ocurría hace décadas.