Cogave, Confederación Gallega de Asociaciones Vecinales, entregaba hace unos días sus premios al movimiento vecinal. Uno de ellos recayó en Verísimo Pazos, quien hasta el pasado mes de junio obstentó precisamente la presidencia de Cogave. El premio reconoce una trayectoria de más de 40 años al servicio del movimiento vecinal, en el que desempeñó diferentes cargos y al que continúa vinculado en la actualidad a través de la presidencia de la asociación Atlántico y como vocal en la Federación Castelao, que le propuso para la distinción.
-¿Qué significa para usted este premio?
-Un reconocimiento. Mi hijo se desplazó a A Coruña para recogerlo porque ando delicado de salud. Acaban de ponerme un marcapasos y voy un poco mejor, pero delegué la recepción del premio, que quise dedicar a mi familia, a la que le robé mucho tiempo para poder dedicarme al asociacionismo.
-¿Cómo ve usted el movimiento vecinal en la actualidad?
-Mejor que nunca. Ha sido capaz de amoldarse a la nueva realidad. Antes el presidente de una asociación pedía un asfaltado o un punto de luz; hoy tienen que ser como médicos de familia, saber un poco de todo para discutir con las administraciones sobre cuestiones de sanidad, de cultura, de infraestructuras o de bienestar social.
-Los colectivos se quejan de que los vecinos participan cada vez menos...
-Es muy importante garantizar la continuidad porque muchas cosas se han conseguido gracias a la reivindicación de los vecinos que no entienden de colores políticos y esa es una de las claves de su pervivencia
-Sin embargo la división es una de sus características. Como ejemplo está la existencia de varias federaciones vecinales en Pontevedra.
-Estamos separados por modelos organizativos pero unidos en lo esencial. En realidad nunca estuvimos muy distantes.
-¿Ve positiva la existencia de varias federaciones en la ciudad?
-Por una parte enriquece ya que se da voz a la diversidad de opiniones y no monopoliza un tema un único ente. Sin embargo tiene también una parte negativa,ya que la división organizativa divide también la fuerza de un movimiento único.
-Usted abogó en algún momento por la fusión de las tres...
-Es cierto que me lo planteé en alguna ocasión, pero no fue posible y no ha pasado nada. De todas, tengo que decir que Castelao es la más peleona, en lo que a reivindicaciones se refiere. Estuvimos en todo.
-¿Trabajar en Pontevedra resulta sencillo?
-No es fácil en ninguna parte, pero podemos decir que en Pontevedra hemos encontrado una administración sensible y dispuesta a escuchar a los ciudadanos.
-¿El trabajo social es vocacional?
-Por supuesto que sí. Es la única motivación que estimula a uno para continuar en la lucha. Se sacrifica mucho de vida privada y se le roban muchas horas de atención a la familia a cambio únicamente de una recompensa moral.
-¿Qué resulta más agradecido, la reivindicación más próxima o la genérica?
-Son formas diferentes de plantear las cosas. Conseguir que se resuelva una necesidad cercana es agradable porque es una forma palpable de comprobar que una gestión da su resultado. A través de las plataformas, como la de la sanidad pública o la de supresión del peaje, se pelea por cuestiones mucho más generales pero igual de importantes. Y sin que esos colectivos recuerden permanentemente a las administraciones qué es lo que quiere el ciudadano, muchas cosas no se habrían conseguido. Ese papel es fundamental.
