"Hai Feira Franca na ilustre vila de Pontevedra". Los pregoneros a caballo irrumpieron ayer sobre las 19 horas en la ciudad para anunciar que, como cada año en el primer fin de semana de septiembre, la urbe realizará un viaje al pasado. Tiene como destino aquel esplendoroso medievo en donde el poderío del burgo que crecía a orillas del río Lérez le hacía merecedora del privilegio concedido por el rey Henrique IV de Castilla para celebrar un mercado libre de impuestos.
Los pregoneros y los primeros pasacalles de grupos de animación comenzaron ayer tarde a abrir las puertas de la ciudad (de nuevo amurallada para la ocasión) para que entre ese aire medieval que vivirá su momento álgido durante toda la jornada de mañana. El punto culminante ayer fue el espectáculo de malabarismos, equilibrismos, música y fantasía que pusieron en escena las compañías "Kull d´Sak" y "Troula" bajo el título "As portas do Lérez", ante una Ferrería a rebosar. La temática jugaba con el lema al que está dedicada este año la Feira Franca, las leyendas, que ya abundaban en el mundo medieval con hadas, trasgos y otros personajes mágicos, y con la leyenda pontevedresa por excelencia, la del arquero Teucro, fundador de la villa.
Fue un aperitivo antes del plato fuerte, y nunca mejor dicho, que llega hoy. Y es que este viaje al pasado tiene un gran componente gastronómico. Las calles de la ciudad despertaban ya con ambiente festivo para ser tomadas por miles de personas que participarán en las más de 233 comidas y cenas de grupos que han solicitado permiso para instalar sus mesas por todo el casco histórico. Otros muchos visitantes podrán degustar los menús medievales en los restaurantes o en los puestos callejeros que han solicitado. Son 143 los permisos para puestos de comida y otros 68 para los puestos de artesanos en el mercado medieval (en donde 31 son de artículos de artensanía y 37 de alimentación). Pero no todo es comer. Hay un extenso programa que incluye juegos para niños en A Pedreira, Soportais o la plaza de España y mucha animación en las calles, con toda la población vestida de época, en una fiesta muy participativa.
