El primer compostero comunitario de la calle Eduardo Pondal se puso en marcha a mediados de marzo. Después llegaron los de Camiño de Ferro y Ponte Boleira. Mes y medio después, en el primero de este recinto ya se han tratado 9,6 toneladas, que incluye materia orgánica aportada por los vecinos y el estructurante (restos vegetales, de poda y similar) que se debe añadir capa a capa. Este último material es depositado por los propios usuarios y se comprueba que en muchos casos se usa más del necesario, si bien se puede estimar que solo de restos de comida pueden haber pasado ya por el compostero unas cuatro toneladas, según los cálculos municipales.

Primer compost

Carmen da Silva señala que "en quince días" saldrá el "el primer compost maduro" de las instalaciones de Eduardo Pondal, que podrían sumar unos mil kilos, el 10% de todo lo depositado.

La concejala sostiene que el "ritmo" de funcionamiento de estos composteros "es espectacular" y en cuestión de semanas se suelen llenar los módulos habilitados, ya que "acuden cuatro veces más de vecinos que los que firmaron en su día para comprometerse a utilizarlos". De hecho, este primer compostero urbano ya se ha cerrado y se procede a abrir el colocado después en el mismo lugar, un emplazamiento que encrespó los ánimos de los vecinos opositores por elevarse el número de recipientes en el mismo lugar pero a su desacuerdo con la primera ubicación.

El destino del compost, por el momento, es muy básico: las zonas ajardinadas de la ciudad, los propios vecinos que se lo llevan para sus casos y, en los próximos días, las huertas urbanas de Monte Porreiro. Según la concejala "la demanda hace que se agote enseguida el compost disponible".