Faro de Vigo

Faro de Vigo

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Gabriel Domingo Rodríguez: "Al volver de misiones te das cuenta del montón de necesidades tontas que tenemos"

El sacerdote y misionero inaugurará el próximo día 31 la campaña de Manos Unidas

Gabriel Domingo Rodríguez (dcha.), con jóvenes de su parroquia en Zambia.

Invitado por Manos Unidas de Pontevedra, el sacerdote diocesano y misionero en Zambia Gabriel Domingo Rodríguez disertará en Pontevedra sobre la realidad de otros países y la importancia de luchar contra el hambre y por un mundo más justo, sensible y ecológico.

- ¿Cómo surgió su vocación misionera?

-Entré en el Seminario de Burgos un poco ya influenciado por los Combonianos, que vinieron a mi colegio, un centro público, a presentarnos lo que hacían. Me suscribí a su revista, Aguiluchos, y a partir de ahí surgió el primer contacto y conocimiento. Incluso me apunté para hacer unas convivencias con ellos pero no llamaron. Yo sentía algo, no sabía si vocación, y hablando con el cura de la parroquia con otros monaguillos me dijo, "da lo mismo, vete al Seminario que si luego tienes vocación ya verás la forma de ir a misiones" (sonríe) y fue así como fui al seminario, fui descubriendo la llamada misionera y una vez ordenado de cura conocí que había un cauce que sacerdotes diocesanos pudiesen ir a misión y me di cuenta de que era lo que yo estaba buscando.

- ¿Cuándo viajó a Zambia?

-Fue en 2005, llevo allí 11 años, ahora me han llamado por un periodo de 3 años para estar con otro compañero encargado de la animación misionera, la misma presentación misionera que nos hicieron en su día nosotros también proponerla ahora a seminaristas, jóvenes sacerdotes y laicos.

- ¿Cómo valora su experiencia en África?

-Muy rica, ha sido un choque cultural fuerte en muchos aspectos, pero la experiencia ha sido muy rica sobre todo por el contacto y la riqueza de la gente, de la gente sencilla, desde un nuevo modelo cultural, totalmente distinto a lo que había vivido, ha aparecido una nueva vida para mi. También ha sido un trabajo sencillo, he estado siempre en una zona muy rural, bastante perdida, pero eso ha facilitado también un mayor contacto con la gente.

- ¿Cómo era su vida cotidiana en Zambia?

-Somos curas diocesanos, al servicio de la diócesis y es el obispo el que nos envía a ciertas zonas, sobre todo a nosotros a parroquias de quieren empezar o que tienen dificultades para iniciar la construcción de una nueva misión, entonces nuestra vida se centra en el aspecto de ir generando pequeñas comunidades cristianas y observar con los ojos muy abiertos qué realidad hay en cada zona de educación, sanidad, alfabetización y en qué podemos aportar nuestro granito de arena.

- ¿Cómo es la situación de los ciudadanos de ese país?

-Hay contraste, sobre todo diferencias entre el que tiene un trabajo fijo o o el que vive en un mundo rural, pero en general hay un avance, es lento pero se nota que hay un progreso en todos los campos, en estos 11 años he sido testigo de los avances en educación y en salud, de manera sencilla y no siempre respaldada. El gobierno es bastante interesado y las partes del país que lo votan son siempre las más favorecidas, el resto de zonas que votan a la oposición se quedan sin recursos.

- ¿Cómo afecta el desarrollo de la minería?

-El desarrollo de ese sector es muy grande, las explotan compañías extranjeras y para los trabajadores sí que supone una gran fuente de recursos, porque los sueldos de las grandes compañías legales les suponen un gran ingreso económico. Y también ha incentivado la formación profesional de mucha gente en trabajos de soldadura, electricidad, fontanería y también. Ahora, hay que tener en cuenta que las minas tienen una esperanza de vida de entre unos 30 o 40 años, una vez que se cierran desaparece toda la bolsa de trabajo y de generación de riqueza y lo que se provoca es que la gente tenga que emigrar a Sudáfrica y buscar donde hay otros trabajos.

- ¿Presenta Zambia problemas semejantes a los de sus países vecinos?

-En principio los problemas no son tan acusados como los de sus vecinos, por ejemplo en el tema de la violencia, en Zambia nunca ha habido una guerra civil o una guerra entre distintas etnias, eso ha posibilitado el desarrollo del país y el entendimiento. Y además Zambia ha acogido a población cuando ha habido guerras en Angola, Ruanda etc, hay bastantes refugiados en el país. Ahora bien, hay muchos profesionales en Zambia que se marchan por la vía legal, muchísimas enfermeras y médicos jóvenes que una vez que terminan sus estudios emigran a Londres, a Europa o a Sudáfrica, no es una migración a la desesperada pero si una fuga de cerebros, que creo que es uno de los problemas que impiden un desarrollo mucho más importante del país, la salida de cerebros por temas económicos, porque va a ganar más fuera.

- ¿Qué se experimenta al volver?

-En lo que coincidimos todos los misioneros, voluntarios y cooperantes es que el choque no es tan fuerte cuando vas para allá, porque te vas adaptando y es más sencillo, que cuando regresas. Al volver de misiones te das cuenta del montón de necesidades tontas, inventadas, que tenemos y de como desperdiciamos los recursos, de nuestro despilfarro y falta de sensibilidad, incluso de la falta de una mayor sensibilidad ecológica; el choque nos lo llevamos más a la vuelta, también por lo bien que funciona aquí todo en relación a los países en los que hemos estado, lo bien que funciona la educación, la sanidad, y a veces convertimos en problemas cosas que en otras del mundo si son realmente problemas vitales, aquí no lo son.

Compartir el artículo

stats