Los mariscadores de la ría de Pontevedra no han parado en el último año. El 16 de noviembre de 2016 fue la última fecha en la que Instituto Tecnolóxico para o Control do Medio Mariño en Galicia (Intecmar) decretó el cierre de alguna de las parcelas establecidas para el marisqueo.

La zona IV, ubicada entre Lourido y A Seca, fue la última en permanecer cerrada. Pero de eso hace ya más de un año. Desde entonces, la marea roja ha dado un respiro al sector marisquero. La naturaleza ha permitido que todos estos días no hubiese restricciones de cara a la recogida de marisco.

Esta ausencia total de biotoxinas conduce a que, a falta de menos de un mes y medio para el final del 2017, el sector marisquero ya avance que el año será "muy positivo". "La verdad es que no podemos tener queja", reconoce el patrón mayor de la Cofradía de Raxó, Iago Tomé.

Tomé explica que económicamente "a nivel de trabajo, es uno de los mejores años que se recuerda". "Es verdad que económicamente los hubo mejores, pero este será muy bueno. Ahora la almeja fina está en declive y eso penaliza", especifica. Sin embargo, también señala que el hecho de que el producto haya "mantenido el precio" es uno de los factores que inciden a hablar de un año tan provechoso.

Sobre las explicación que tiene la ausencia total de las biotoxinas durante más de 365 días, Tomé no sabe cómo responder: "Yo no soy científico, pero cuando le preguntas a los biólogos tampoco tienen una respuesta concreta. Ellos nos dicen que es un año atípico y que hay que entenderlo como tal".

El patrón mayor expone que precisamente estar en noviembre con unas temperaturas tan altas debería favorecer la proliferación de las biotoxinas. "Sin embargo, está pasando al revés", señala.

Iago Tomé añade que esta situación a quien más perjudica es "a los pescadores" porque el mar "está invadido de algas ante la falta de movimiento".

Asimismo, él entiende, a modo personal, que esta tendencia acabará siendo "perjudicial" porque "el cambio climático está cambiando todo". Entre otras cosas, apela a los cambios en los ciclos vitales de los animales: "A estas alturas deberíamos estar con el camarón. Pero no estamos pescándolo porque no hay".

La falta de biotoxinas ha deshecho todas las previsiones de las tres cofradías. Las agrupaciones tienen 136 días al año para recoger marisco en la ría. Pero la ausencia de parones ha hecho que las jornadas para recoger ya se hayan gastado.

La presidenta de las mariscadoras a pie en la Cofradía de San Telmo, Ángela García, una de las encargadas de la planificación, reconoce que la falta de marea roja "pilló a todos por sorpresa".

Parón hasta diciembre

El contexto ha obligado a parar de mariscar durante prácticamente todo el mes para reservar 14 días para la campaña de Navidad, cuando se aumentará la cota de recolección ante la mayor demanda.

"El año está siendo muy bueno, salvo noviembre. Tuvimos que parar por obligación. Pudimos ir ocho días a las nuevas zonas de Placeres, pero no fue suficiente", destaca García, que como el resto del sector, ya cruza los dedos para que la biotoxina no deslucir el cierre final de un buen año.