Faro de Vigo

Faro de Vigo

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

El oculto tesoro rupestre

La espectacular Eira dos Mouros de Cotobade, 50 metros cuadrados de grabados, languidece bajo matorrales

Reproducción de los grabados de la Eira dos Mouros que Manuel Murguía incluyó en la Historia de Galicia, publicada entre 1865 y 1913.

"No es el único caso de arte rupestre abandonado, es cierto, pero sí que es especialmente sangrante, aunque solo sea porque remediar el abandono pasa casi exclusivamente por desbrozar". El arqueólogo Manuel Reboredo Tajes, que dedicó su tesis doctoral a "A cultura castrexa nos vales dos ríos Lérez-Almofrei e Verdugo-Oitavén", es una de las voces de la cultura que lamenta el desinterés de las administraciones gallegas por el riquísimo patrimonio prehistórico.

En octubre del pasado año el historiador Buenaventura Aparicio, el antropólogo Rafael Quintía y el arqueólogo Antonio de la Peña presentaron el manifiesto SOS arte rupestre alertando del "abandono" en el que se encuentra la gran mayoría del arte prehistórico gallego. Preocupan especialmente los efectos de los incendios o las obras incontroladas sobre estos petroglifos equiparables, recuerdan los autores del documento, "a las cuevas de la cornisa cantábrica o a las pinturas de la zona levantina tanto en riqueza patrimonial como en belleza estética o relevancia histórica", pero cuya supervivencia está "seriamente amenazada".

Buena parte de este legado que aspira a formar parte de la lista del Patrimonio Mundial de la Unesco ni está inventariado (la Xunta todavía no ha elaborado un censo que permita iniciar cualquier trabajo de protección), pero por muchas razones no es el caso de la Eira dos Mouros o Pedra dos Mouros. Y es que se trata de un gran conjunto que desde el siglo XIX ha despertado el interés de Murguía, García de la Riega, Sobrino Buhigas (que realizó uno de los primeros dibujos del petroglifo), Obermaier, López Cuevillas, Woermann, Jalhay, Bouza Brey, Bosch Gimpera? Decenas de historiadores y arqueólogos lo han documentado en sus obras.

Entre ellos figura Antonio de la Peña, que lo incluyó en "Grabados rupestres de la provincia de Pontevedra", obra realizada en 1980 con Alfredo García Alén. En ella hace constar que se trata de un gran conjunto de más de 50 metros cuadrados sobre una roca plana situada en la ladera meridional del Castro da Cividade, encima del caserío de San Xurxo de Sacos.

"Los grabados que integran este complejo abarcan una gran variedad de motivos geométricos, predominando los cuadrados de diferentes tipos, cazoletas, cruciformes etc", indican los autores del estudio, que recuerdan que todas estas figuras han sido realizadas por percusión con un instrumento de punta fina "lo que los diferencia claramente de varias combinaciones circulares, que ofrecen surcos anchos y pulidos".

Por su parte, Manuel Reboredo Tajes documentó que el Castro da Cividade supera las dos hectáreas de superficie y entre los afloramientos rocosos destacan la Eira dos Mouros, cubierta totalmente de petroglifos.

Registró también varias alteraciones del castro. "Según el relato de personas mayores, de ahí sacaron piedra en los años setenta del siglo XIX para levantar el Muíño da Botica, pero es solo un ejemplo de las agresiones", explica. Especialmente, preocupa todo el matorral que rodea al petrogliflo y la ausencia de cualquier medida de protección.

"Es un petroglifo muy extenso, pero para visualizarlo es mejor hacerlo al caer el sol y utilizando luz rasante", explica Reboredo Tajes, que a mayores ha documentado varias leyendas ligadas al conjunto de grabados.

Son historias perpetuadas en las que aparece la práctica totalidad de los personajes y escenas míticas de la tradición oral gallega: los mouros, tesoros enterrados, serpientes encantadas...

Es como resultado un patrimonio arqueológico y antropológico espectacular "y ni siquiera es posible acceder a él físicamente", lamentan los investigadores al recordar que también es la cultura lo que nos convierte en una singular belleza del universo.

Compartir el artículo

stats