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Mauro Lomba: "En cada proyecto hay placer y sufrimiento, se pasa mal y al tiempo bien"

"La funcionalidad tiene que estar ahí pero no podemos olvidar la belleza del espacio"

El arquitecto Mauro Lomba en su estudio. // Rafa Vázquez

No es la primera ocasión en la que los Premios Gran de Area reconocen la labor de Mauro Lomba, que recibe este nuevo galardón "con muchísima ilusión, es un premio que otorgan los compañeros del Colegio y es una forma de valorar el trabajo que nos anima muchísimo, a pesar de lo que todavía está soportando la profesión".

- ¿En qué consistió el proyecto de Nemonon?

-Nemonon significa que están todas las artes y los sentidos (en latín nemo es nada y non es la negación de la nada, es decir todo) y consistió en la rehabilitación de una primera planta en la villa indiana Villa Pilar en Pontevedra, donde tenemos el estudio de arquitectura. Además éste se amplió de una forma transversal a todas las disciplinas creativas, de forma que a través de eventos multidisciplinares nos enriquezcamos todos.

- ¿Cuál fue el principal reto?

-La planta se rehabilitó completamente y se trató de hacer una actuación muy respetuosa con el propio origen de la casa, restaurando y potenciando todos los elementos arquitectónicos que se conservaban y todos los que se habían perdido se reinterpretaron de una forma más contemporánea y que finalmente conviviesen en armonía las distintas épocas de la casa. Es un espacio muy libre, que facilita que puedan ocurrir actos muy diferentes desde el punto de vista creativo, y los aspectos sensoriales son fundamentales: una luz buena que permita percibir las distintas estaciones en los jardines de Vincenti, tiene que oler bien a madera, suena a madera y es un espacio muy sensorial.

- Coincidiendo con el Día Mundial de la Arquitectura el presidente de la delegación de Pontevedra del Colegio de Arquitectos (COAG) destacaba que tras la crisis hoy se está haciendo una arquitectura de gran calidad y más reposada.

-Estoy de acuerdo, en realidad es como cocinar a fuego lento, que la crisis haya reducido mucho trabajo y aumentado la competencia supone que tenemos que dedicar más esfuerzo a hacer lo que verdaderamente ha sido siempre nuestra profesión, que es la de arquitecto. La funcionalidad tiene que estar ahí pero no podemos olvidar la belleza del espacio; trabajamos los proyectos de una forma más directa con los clientes, dedicándole más tiempo, de forma que aquello que se pretende conseguir con cada espacio de respuesta a las necesidades reales pero que también se mantenga la dignidad creativa del arquitecto. Realmente creo que ahora hay menos obras pero éstas son de más calidad.

- ¿Qué es lo que más valora de su profesión?

-Soy un arquitecto vocacional, trabajar de arquitecto no es solo hacer obras de arquitectura, es tener una visión amplia desde el punto de vista artístico y humanístico para abordar trabajos, experiencias creativas, que pueden ser muy diferentes, un arquitecto trabaja en arquitectura, haciendo obra pequeña o grande, pero también los hay trabajando en moda, en diseño de muebles, incluso diseñando el emplatado de un restaurante con estrella Michelin. No puede limitarse a proyectar y construir y en todos los campos va a haber dos aspectos, en cada proyecto hay placer y hay sufrimiento, se pasa mal y al tiempo bien y finalmente si cocinas lentamente llegas a una solución que finalmente te devuelve satisfacciones.

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