Mientras Adif y el Ministerio de Fomento se resisten a desafectar el tramo entre Pontevedra y Arcade para ofrecer alternativas de movilidad con el fin de que peatones y ciclistas eviten la conflictiva N-550, sí se aceptó esa medida hace meses para el recorrido por Caldas, Portas y Vilagarcía, que serviría para crear la primera vía verde íntegramente gallega.

Este plan, que impulsan los concellos implicados, cuenta con el apoyo de la Diputación para hacer frente a una inversión básica de 530.000 euros.

El itinerario partirá de la parroquia vilagarciana de Rubiáns para continuar por Godos, en Caldas de Reis, y acabar en la estación de Portas, en las inmediaciones de la vieja azucarera. Las obras tendrían un plazo de ejecución de diez meses. La actuación consistirá básicamente en el acondicionamiento de la plataforma por la que discurrían las viejas vías del tren y su conversión en una senda para uso peatonal y cicloturista, utilizando materiales acordes con el entorno.

El proyecto incluye equipamientos complementarios, como la adecuación de los accesos, la creación de miradores en las zonas en las que la senda se ensancha, y habilitación de áreas de descanso equipadas con señalización informativa y elementos auxiliares como bancos, mesas y papeleras.

También se prevé la construcción de pequeñas obras de drenaje y de reforestación. Uno de los elementos que destaca en la ruta es el puente metálico sobre el río Umia, en el límite entre Caldas de Reis y Portas. Se trata de una estructura de 64 metros de longitud y 3 vanos que se considera un excelente ejemplo de la ingeniería ferroviaria de finales del siglo XIX.

El puente se acondicionará para el tránsito de personas y cicloturistas, con un entablado de madera pretratada.

Dado que la vía verde do Salnés cuenta con numeroso cruce de otras vías a lo largo de su trazado se estudia la instalación de elementos que impidan el acceso de vehículos a la senda peatonal.