-El fiscal jefe, cuando se archivó el caso, dijo que no se dejaría de investigar. ¿Tienen constancia de si se sigue haciendo?

-Sí. Sabemos que sí. A lo largo de este año hemos acudido un par de veces a Comisaría y nos dicen que sí, que el caso no está cerrado y que siguen investigando, pero no nos consta que haya aparecido nada nuevo. Con el paso del tiempo cada vez es más difícil. Y partiendo de la base de que nadie se va a autoinculpar, peor.

-¿Qué pasos se podrían dar para avanzar?

-Lo único sería que alguien recordase algo y lo contase en Comisaría y a partir de ahí se volviese a reabrir, pero si eso no sucedió en los primeros momentos, es muy difícil. En otros casos lo que ha ocurrido es que han aparecido restos. Pontevedra está rodeada de mucho monte.

-Se llegó a decir que Sonia se fue por su propia voluntad...

-No lo creo. Pienso que fue algo tan sencillo como que alguien de su confianza la engañó y la llevó donde quiso. Ella, con esa confianza fue. Nos pasaría a cualquiera. No es algo que ocurrió por la fuerza. Fue a plena luz del día, en pleno centro de Pontevedra y sin llamar la atención en ningún momento. Es tan fácil como que te lleven en un coche y al bajarte te den un golpe en la nuca, te quedes semiinconsciente, te ahoguen y hagan con tu cuerpo lo que les dé la gana. Como nadie vigila, van al día siguiente o al cabo de dos. Y si alguien en tu propia familia te ayuda, nadie te va a delatar.

-¿Sintieron en todo momento el apoyo de las autoridades, de las fuerzas de seguridad...?

-Sí, pero Pontevedra es Pontevedra y los conocidos que tienen familias pudientes pesan mucho.

-¿Para mal?

-Para mal. Esa es la sensación que tenemos. Si a ti te dicen que mires hacia el norte y el tema está hacia el sur, nunca lo vas a encontrar, lógicamente.

-¿Y el apoyo ciudadano?

-Lo agradecemos enormemente, porque si no el paso de estos siete años sería más difícil de llevar. Sin ellos no estaríamos aquí. Nos consta, que al igual que nosotros, quieren saber qué pasó realmente.