La fuente de los niños, situada en la glorieta de Compostela, suele ser un punto de diversión para los más pequeños, con sus pequeños surtidores de agua, y de alivio del calor para los mayores. Pero durante toda la tarde de ayer se convirtió en foco de la curiosidad de los transeúntes. La razón, que cada poco tiempo amenazaba con desbordarse y cuanto estaba a punto de hacerlo, el agua dejaba de manar de sus chorros centrales.

La situación era objeto de comentarios y suposiciones, hasta que ya avanzada la tarde se descubrió la causa del problema. Esta fuente funciona con un depósito enterrado que forma parte de un circuito cerrado de agua. La que sale por los chorros regresa paulatinamente al depósito y vuelve a salir. Pero ayer la que era expulsada no regresaba al recipiente subterráneo, quedaba estancada y hacía que cada poco tiempo, dejaran de funcionar los surtidores.

Y es que el sumidero por el que el agua se canaliza de nuevo hacia el depósito estaba atascado con plásticos e incluso una fiambrera, lo que frenaba de tal modo el flujo que provocada el funcionamiento anormal de todo el sistema.

Fotos del agua acumulada en el suelo, al borde de desbordarse por la plaza circularon por las redes sociales, hasta que el Concello fue alertado del problema. Operarios de Viaqua, la empresa concesionaria del servicio de aguas y que se encarga del mantenimiento del aparato, acudieron al lugar y comprobaron la presencia de los materiales extraños en el sumidero. Se procedió a su retirada, si bien para ello fue necesario cortar el suministro eléctrico, por lo que la reparación se demoró más de lo previsto.

El agua no llegó a salir de los límites y anegar el resto de la plaza ya que, al tratarse de un circuito cerrado, el depósito subterráneo dispone de la cantidad justa y al llegar a cierto nivel de vaciado, se apaga el dispositivo, lo que permitía el lento desagüe hasta un nuevo encendido.