El tramo más conflictivo se concentra en los últimos mil metros de la futura autovía, ya en su entronque con el macronudo de Curro, ya que discurre por el medio del núcleo habitado. Por eso, el Concello de Barro abogó por evitar este núcleo de población y disponer la A-57 en paralelo a la actual autopista para conectar con el enlace de la AP-9 junto a la estación de peaje. No se descarta que finalmente se apueste por esta opción.

En este sector final de 950 metros ya se introdujeron en su día cambios "con el objetivo de mejorar la integración del tronco de la alternativa entre las zonas de núcleo rural de la parroquia de Curro, deprimiendo ligeramente la rasante para cubrir las calzadas en los puntos en los que es necesario mantener la permeabilidad transversal mediante dos falsos túneles de 160 y 90 metros de longitud, respectivamente. Pero esta opción no fue bien acogida por los vecinos.

También se planteaba una nueva rotonda en la PO-531, a las puertas de Curro. Desde allí saldría un ramal para conectar con la propia A-57. Ahora los vecinos y el Concello aguardan a la exposición pública para conocer el trazado final, ya que no han recibido respuesta oficial en todos estos meses.