Enrique García Quintela: "Que espantosa globalización, que todo lo uniformiza"

El ingeniero, al frente de los servicios técnicos del Concello durante 35 años, presenta la novela "De la suplantación al expolio"

Enrique García Quintela. // Rafa Vázquez

Enrique García Quintela. // Rafa Vázquez

Pontevedra

La periodista Pilar Fariña, el escritor Rodrigo Cota y el también escritor y presidente del Ateneo, Xaime Toxo, acompañaron ayer a Enrique García Quintela en la presentación de la novela "De la suplantación al expolio. Historia sobre una farsa histórica", que tuvo lugar en el Sexto Edificio del Museo.

- ¿Qué novela en "De la suplantación al expolio"?

-Empieza cuestionando el origen del Camino de Santiago ligado al apóstol, que en realidad nunca estuvo en Santiago.

- ¿A qué alude la referencia al expolio?

-El expolio de la catedral de Santiago fue continuo aunque se descubrió cuando desapareció el Códice, aunque la novela trata el tema de un modo tangencial.

- Se centra en Prisciliano

-Se centra en Prisciliano, que es un personaje de una importancia terrible en la historia y ha sido silencio en Galicia y nadie le hace caso, pero también hago referencia a otros personajes gallegos poco defendidos, como Cristóbal Colón.

- Señala a los orígenes gallegos del navegante

-Claro, es evidente. Cristóbal Colón se casó con la hija del gobernador Porto Santo, la isla más pequeña de Madeira. El gobernador era marino y sabía que al oeste de Madeira había tierra, de hecho los portugueses lo sabían y cuando se hizo el Tratado de Tordesillas modificaron el meridiano que había hecho el año anterior el Papa, lo desplazaron hacia el oeste de tal manera que cogía lo que es hoy Brasil, por eso Brasil es colonia portuguesa, porque ellos sabían que había tierra.

- ¿Cómo sabían los portugueses de la existencia de tierra al otro lado del Atlántico?

-Porque náufragos portugueses llegaron con los alisios a lo que es hoy Brasil.

- También hay en la novela espacio para la nostalgia

Hablo de la nostalgia de los años de universidad, que no volverán, y también del ocaso de las tabernas, devoradas por la globalización, que espantosa globalización, que todo lo uniformiza. Hemos pasado del ambiente entrañable de la taberna al frío y desangelado de un McDonald's.

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