Al margen de los 60.000 euros que implicaría como mínimo de gasto anual la inclusión de un tesorero con habilitación nacional en la plantilla, otro de los problemas de las exigencias de Hacienda es que habría que crear la plaza en el cuadro municipal de personal y habilitar su coste presupuestario, un proceso que lleva su tiempo.

En Pontevedra y Marín, al tener más de 20.000 habitantes, ya se contaba con anterioridad con ese técnico, y Sanxenxo también tiene el problema resuelto. El que está en visos de arreglarlo también es Poio, que sí tiene la plaza creada en su organigrama, pero aún está sin cubrir. Su alcalde, Luciano Sobral, explicó ayer que "tenemos en marcha el proceso" para ocupar ese hueco "y ya hay varios candidatos que han solicitado el traslado", ya que suelen transferirse de un concello a otro ante la escasez de técnicos de este tipo.

El tesorero actual se jubila a lo largo de este año y ya en 2016 comenzó el proceso para sus sustitución, que estará culminado a mediados de 2017.