Era uno de los aparcacoches más conocidos de Pontevedra. El cuerpo sin vida de Marcos García Santiago fue localizado esta madrugada en el mismo lugar de la Plaza de Galicia de la ciudad del Lérez en el que solía pernoctar a la intemperie. Una vecina particular y los servicios de recogida de basura de la ciudad fueron los que se dieron cuenta de que algo le sucedía a este indigente y avisaron a la Policía Nacional y Local, quienes a su vez movilizaron al 061 cuyos efectivos constataron que esta persona se encontraba ya fallecida.

Marcos García era natural de Avilés pero llegó ya hace muchos años a la ciudad del Lérez. Solía ganarse la vida como "gorrilla" en el entorno de la plaza de Galicia aparcando coches y era muy conocido por todo el vencindario, en donde los vecinos incluso lo interpelaban con el cariñoso apelativo de "Marquitos". Tenía solo 35 años, pero su cuerpo no soportó toda una vida de excesos y graves problemas de adicción al alcohol y las drogas. A esto había que sumar un algún problema de carácter psiquiátrico del que también estaba aquejado. Los servicios sociales del Concello tienen constancia de su entrada en los programas de servicios sociales en el año 2008 y desde entonces se realizaron "múltiples actuaciones" para intentar reinsertarlo o cuando menos ofrecerle alternativas residenciales dignas que él siempre rechazó.

Hace ya años resultó con heridas de gravedad como consecuencia de un incendio que se produjo en el primer lugar que ocupó como "vivienda", los arcos del puente del Gafos en Rosalía de Castro.

Herido en un incendio

Aquel incidente le llevó a pasar una larga temporada en Povisa para recuperarse de las graves quemaduras que sufrió y los servicios sociales del Concello vieron en este incidente una posibilidad de intentar reinsertarlo. Marcos siguió los programas municipales durante algún tiempo pero cuando parecía que su situación estaba encauzada se mudó a Santiago y la administración municipal lo perdió de vista. Cuando regresó su estado era de nuevo "difícil" con graves problemas de adicción. Volvió a la calle y desde entonces dormía en los soportales de la calle González Besada, al lado de la plaza de Galicia, en donde ayudaba a estacionar vehículos. Formaba parte del programa de dispensación de metadona de la UAD de Pontevedra, "dispensación" matizó ayer la concejala de Servicios Sociales, Carmen Fouces, y no "deshabituación" dado que "él no quería hacerlo". En los últimos tiempos su estado de salud se había deteriorado gravemente e incluso fue ingresado en urgencias en varias ocasiones, la última de ellas el pasado 31 de diciembre. Desde los Servicios Sociales del Concello se le volvió a ofrecer una alternativa residencial así como ayuda debido a su delicado estado pero, como había hecho siempre, volvió a rechazar estos ofrecimientos. Regresó a la calle hasta fallecer en la madrugada de hoy. Aunque la autopsia deberá confirmarlo, todo hace indicar que se trata de causas naturales.